La revolución de este martes en Ceuta tiene nombre de cafetería: Starbucks. Mensajes y más mensajes han corrido este mediodía por grupos de Whatsapp y redes sociales, la famosa marca de cafés iba a abrir un local en la ciudad o, al menos, esa es la conclusión a la que llegaban muchos de quienes pasaban esta mañana por la calle Camoens y veían a los operarios de una empresa local colocando una banderola con el famoso logo. La información ha corrido como la pólvora y no ha tardado, incluso, en ser publicada aunque nada más lejos de la realidad.
No, Starbucks no va a abrir en la calle Camoens aunque, a la vista de la revolución montada, la empresa debería planteárselo pues hay muchos dispuestos a tomar café en vaso de cartón por la calle (algo incomprensible para quienes disfrutamos de hacerlo tranquilamente sentados en una terraza al sol). Y ahora que ya hemos contado lo cierto sobre esta historia, vamos a relatarles qué es lo que realmente ha sucedido tal y como lo ha hecho Macarena, la propietaria de Lala, el comercio que pretendía cambiar su banderola y se ha encontrado en boca de toda Ceuta sin saber muy bien por qué.
“Estas son las cosas que solo pasan en Ceuta”, comienza su conversación con esta casa. Y es que, ha continuado, su único objetivo era cambiar su banderola de la tienda para lo que encargó la nueva a una empresa local. Una banderola en la que, como modelo, se le mostró una de Starbucks, la que se ha colocado, y sobre la que espera que en las próximas horas vuelva a estar el logo de su tienda.
Y es que Macarena no sabía la que se le venía encima pero ha empezado a ser consciente desde que al llegar a la puerta del colegio de su hijo ya le han preguntado por el cartel situado justo sobre su negocio. “He cerrado para ir a por mi hijo y lo he visto, pero he pensado que pondrían mi logo a continuación”. El problema, cree la propietaria, es que ha coincidido con la hora de comer y, por tanto, los operarios que la estaban colocando también se han ido a hacer su descanso preceptivo.
Ahora Macarena espera que el cambio por su logo se produzca cuanto antes y que su tienda, de ropa y complementos de señora, tenga tanta repercusión como la popular cafetería. “Esta tarde me voy a llevar la cafetera por si acaso”, bromea. Y es que, confiesa, ella no era consciente de la fama del establecimiento ni tampoco de que una instalación de una banderola pudiera tener tanta repercusión.