sábado. 04.05.2024

Que Ceuta debe mejorar su imagen de cara al exterior es algo que nadie parece dudar, que gran parte de la sociedad civil rema en esa dirección, marcando objetivos, promocionando las bondades de la ciudad en materias que van desde el deporte a la cultura, pasando por las oportunidades para la inversión y el desarrollo de mercados emergentes como el tecnológico, tampoco. Hay, sin embargo, quien parece haberse instalado en la línea del “cuanto peor, mejor” porque no existe otra explicación para la decisión tomada por el Centro Universitario UNED Ceuta de organizar en apenas unas semanas unas jornadas que pondrán el foco sobre uno de los grandes estigmas que sigue arrastrando la ciudad, el que tiene que ver con el narcotráfico.

Mientras que en Ceuta las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado trabajan con ahínco para logar erradicar un mal que no es exclusivo de la ciudad, desde instituciones como la UNED se la sitúa en el centro de la polémica y del narcotráfico en el Estrecho, mientras que al otro lado, donde de verdad se están partiendo peras, reina la ley del silencio. Y es que el tema es digno de análisis, de eso no hay duda, pero quizás el mismo habría que hacerlo en las vecinas localidades del Campo de Gibraltar, la costa gaditana o la mismísima capital andaluza, que sufren de forma dramática la consecuencia de unas redes delictivas que no dudaban en asesinar a sangre fría a dos agentes de la Guardia Civil en Barbate, y no en Ceuta, consolidando en el imaginario colectivo, con la presencia de ponentes llegados de diferentes puntos de España, una imagen que no se corresponde con la real.

Especialmente grave es que la iniciativa parta de una institución a la que la Ciudad Autónoma destina más de un millón de euros al año y de un director y coordinador de las jornadas, Carlos Rontomé, que hasta hace apenas un año formaba parte de ese Gobierno que está cansado de decir, por tierra, mar y aire, eso de que hay que conocer Ceuta, la ciudad de la convivencia entre culturas, una de las columnas de Hércules, y la niña dormida entre los brazos del mar. Nada de eso sirve si luego, desde las instituciones que se financian y por parte de personas que hasta hace cuatro días tenían responsabilidad en ese ejecutivo, se revuelca la imagen de la ciudad por el barro con presencia, entre otros, de medios de comunicación nacionales, como La Sexta y El Mundo, a los que poco les importa Ceuta y su imagen, y mucho menos los ceutíes.

Mientras que el resto de agentes económicos, sociales, deportivos y políticos pelean por poner a Ceuta en el mapa fijando la atención en sus envidiables recursos naturales, en su gastronomía fruto de la fusión de religiones y culturas, en las posibilidades que ofrece para la implantación de empresas por su Régimen Económico y Fiscal, en sus opciones como destino turístico de negocios o de incentivos, en sus dos mares, en su belleza innata o en la amabilidad de su gente, hay quien, como Rontomé, prefiere prolongar la imagen de Ceuta como destino problemático, como sede del narco, como uno de esos lugares que mejor no visitar.

La UNED y su curso sobre el narcotráfico: un golpe a la imagen de Ceuta