viernes. 29.03.2024

La cara y la cruz

Antonio Gil / Archivo
Antonio Gil / Archivo

Yolanda Díaz, responsable del Ministerio de Trabajo e Irene Montero, ministra de Igualdad, se han convertido por méritos propios en la cara y la cruz del Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez. Malo para una alianza que debería durar hasta el final de la legislatura pero que, sin embargo, es permanentemente alcanzada por algún desatino de la parte morada, esta vez protagonizada por la inmadurez, la insensatez y la prepotencia de la ministra de Igualdad Irene Montero.

Si a la ministra Irene Montero se le pudiera atribuir algún atenuante a tanto despropósito durante su estancia al frente de su ministerio, sólo se me ocurre que le podría valer el poco tiempo del que dispuso para saltar de la trona al trono, o sea, llegar a ministra con los méritos que poseía. Pero claro, esto no va así, o vales o, simplemente, no vales.

Por cierto, de esperpento el empecinamiento de Irene Montero en negar que uno de sus buques insignias, La Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual conocida como la del “solo sí es sí”, está mal diseñada y que sus consecuencias están resultando perversas, así como negar toda responsabilidad por las consecuencias tan nefastas y dolosas que ha generado ya para las víctimas de violación esta ley, causándoles un daño irreparable, acusando a coro con otros de su especie a los jueces de malinterpretar la misma, haciéndolo bajo un sesgo machista y poco profesional. Un comportamiento que sólo puede ser fruto de la frustración de una criatura mal criada y ridícula hasta la extenuación.

En la otra cara de la moneda se encuentra la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de la que manifesté hace algún tiempo haber pensado que llegaba al ministerio como el resultado de ser fruto de eso que tan poco me gusta y que obedece a ese ‘apaño’ constitucional llamado cuota. Sin embargo, Yolanda Díaz ha superado con creces todas las expectativas, ha logrado acuerdos históricos para los trabajadores de nuestro país cosechando los mayores éxitos de esta legislatura y proporcionando equilibrio a la coalición, eso sí, con un fuerte acento Yolanda Díaz-PODEMOS.

 A Yolanda Díaz le tendremos que agradecer que se pusiera, con la determinación que lo hizo, del lado de la justicia social logrando una reforma laboral consensuada entre sindicatos y patronal; un acuerdo positivo que recuperaba antiguas reglas de juego que favorecían la equidad entre las partes, recuperaba los convenios de empresas y rescataba la tan necesaria cláusula de ‘ultraactividad’, entre otras.

A esta ministra le agradecemos que tenga una mejor visión de los problemas reales de nuestro país que sus morados compañeros, que tenga el equilibrio que tiene para facilitar la interrelación en el seno de un gobierno necesitado de lealtad y al que pertenece sin desentonar ni un ápice.
 

La cara y la cruz