¿Qué es una familia normal? ¿Qué es un comportamiento o una relación normal? ¿Quién lo decide? De la mano de Movistar+, llega esta miniserie (muy mini, porque se trata de 6 capítulos de 25 minutos de duración y se digieren sin darse cuenta) que explora las relaciones humanas y convivenciales dentro de una familia de clase acomodada y problemas de base como casi todas (lo “normal”…).
María León hace alarde interpretativo con enorme entrega en su papel de madre, con sus propios defectos y problemas, que tiene que hacer frente a la circunstancia de que las ocupaciones secretas de su problemático hijo adolescente, que no por inesperadas son menos dolorosas.
El hijo zurdo es la adaptación a la pantalla de la novela homónima de Rosario Izquierdo, y ambientada en una Sevilla muy compleja y diversa, en la que se ven casas de lujo e intrigas políticas de la misma forma que se visitan los barrios más deprimidos, pone el foco en máximas universales como las de que la familia siempre es la familia, y el dolor es algo universal, se provenga de la clase y condición. Siempre que me viene a la cabeza esta afirmación que comparto, me sale también recordar (y recomendar al lector desde aquí una vez más), la maravillosa cinta de Nanni Moretti La habitación del hijo, que también va de lazos familiares y de golpetazos emocionales.
Volviendo a la propuesta que ahora nos atañe, además de una María León que se muestra magnética dibujando en su cara, especialmente en esos ojos que tiene, muchas emociones con necesidad de bastante poco, tenemos en el reparto a nombres como los de Tamara Casellas, Hugo Welzel, Numa Paredes, Alberto Ruano; todos ellos bastante desconocidos para el gran público, hecho que no desmerece al producto, al contrario, puesto que si exceptuamos al dudoso acento sevillano del progenitor, todos desprenden veracidad en sus trabajos, base de una historia como esta, basada en los diálogos y interacciones.
A veces se me escapa decir de esta propuesta “la película tiene…”, porque tiene metraje de película si unimos todos los capítulos, y siendo cierto que el visionado por entregas aligera el consumo de un drama elegante pero contundente, se trata de una decisión más comercial que otra cosa y bien podría verse de una sentada.
Estupendamente montada y técnicamente poderosa (me quedo con la diferencia de formato cuando se narra el pasado o la estructura original de los mensajes de texto en el cuarto capítulo), más allá del drama, resulta bastante inclasificable claramente dentro de un género, y ese toque diferente que posee de principio a fin, también la hace altamente recomendable.
Incómoda, atractiva, muy viva, con personajes sorprendentemente desarrollados para lo corta que es la serie, señal de inteligencia y trabajo minucioso en el guión, El hijo zurdo merece que el desglose de sus características, virtudes o inconvenientes deba ser como lo que dura cada entrega de las 6, conciso, directo y dejando al respetable utilizar su inteligencia para rellenar los espacios en blanco.
JUAN CARRASCO DE LAS HERAS → [email protected]