sábado. 04.05.2024

Galactus

Entre el PSOE y VOX, en Ceuta la gente eligió al PP. Los socialistas se subieron desde el inicio de la campaña en un triunfalismo siempre necesario, pero perjudicial cuando es en exceso, a base de llenar en cada mitin. No están muy lejanos los tiempos en los que el PSPC obtenía menos votos que asistentes a sus actos electorales. Da la impresión, desde fuera de la caravana socialista, que la campaña se les hizo larga a un PSOE que sigue conservando la segunda posición. Todas las encuestas publicadas durante la campaña y precampaña, daban idea de algo. En la que el localismo resistía, el PSOE se estancaba; en la que los socialistas se situaban en igualdad con el PP, los localistas desaparecían. Las urnas lo han ratificado: el suelo electoral del PSOE en los últimos años crece con respecto a tiempos anteriores, pero no lo hace a costa del PP y tanto MDyC como Ceuta Ya! tienen consolidados un número de votos y escaños.

Parecido análisis electoral podría hacerse de VOX. Una de las grandes incógnitas del domingo era medir el 'voto oculto' de la formación; aquel en el que los encuestados mienten a sabiendas, al entender que es políticamente incorrecto decir que se va a votar a una opción determinada. No fue mucho, pero en Real 90 tienen trabajo por delante: VOX, ahora mismo, parte de un electorado fiel pero sin posibilidades de expansión debido a su escasa o nula penetración en determinadas zonas de la ciudad. Donde reciben votos, se les apoya bastante y donde son minoritarios ni siquiera obtienen una papeleta. Difícil... Mientras, el PP sigue resistiendo. Lejos ya de las mayorías abrasadoras, casi orwellianas, la marca Vivas sigue siendo la más cotizada: bien por costumbre, bien porque ninguno de los contrarios ha dado aún con la clave. Otra cosa es como les irá a los populares sin Vivas el día en que este deje de presentarse. Que, teniendo en cuenta que lleva retirándose -doy fe- desde que entró, no tiene porque ser en 2027...

Y en estos análisis andábamos cuando Pedro Sánchez lo volvió a hacer. Un anuncio de importancia de buenas a primeras, en un claro ejemplo de contraprogramación: Dios guarde a Ximo Puig o Javier Lambán, pero ahora el que está en riesgo es el, debió pensar. Pedro Sánchez. Su Manual de Resiliencia será de lectura obligada si consigue salir airoso del lío del próximo 23 de julio.

La jugada es poco escrupulosa en términos democráticos. Un dirigente lo que debe hacer es favorecer que la gente vote, y a Sánchez le ha faltado pedir, de nuevo, que nos quedásemos en casa el 23 de julio. Un mes vacacional por excelencia, con mucha gente que ya ha pagado y diseñado el viajecito del año y, encima, en un puente -el del 25 de Julio- en buena parte de España. Sin embargo no está mal planteada, precisamente por eso, en términos  electorales.

Algo ha debido oler a quemado en Ferraz. Las derechas, incluyendo los diez diputados de Ciudadanos, suman 162. El problema es que con los resultados del domingo, superan ese umbral. No estamos en un contexto en el que el PP crece a costa de VOX o viceversa: hay trasvase del PSOE al PP. Mejor apelar a un milagro veraniego que garantiza, al menos, una derrota aseada que acudir a diciembre con unos resultados a buen seguro cadavéricos para el PSOE; mejor seguir con la dinámica electoral en filas propias para evitar que se caiga en el desánimo y los cuchillos comiencen a afilarse con Santos Cerdán y el propio Sánchez como destino de buena parte de ellos.

Todo con un anuncio que ha pasado desapercibido en nuestro país, pero hay que tener presente: la Comisión Europea exige ya para el próximo año 9.400 millones de euros de ajuste. En el diseño de las Elecciones Generales, seguro, la posibilidad de recuperar el pulso de la calle a golpe de movilización si es Núñez Feijóo el presidente que lleve a cabo esos ajustes o recortes para volver en dos o tres años a presentarse Sánchez como el campeón de los derechos sociales. "Esto conmigo no pasaba", ya saben. Otra cosa es que Emiliano García-Page, único barón socialista que se ha enfrentado a Sánchez y vive para contarlo, se vaya a quedar quietecito en Toledo si toca congreso extraordinario en Ferraz.

Y para el final el título. Galactus es un personaje de cómic; el malo malísimo que devora planetas. De eso se ha vestido Pedro Sánchez: de devorador de partidos. Con el futuro de Podemos cada vez más anaranjados y Sumar en pañales. A la vicepresidenta Díaz me temo que no le dará tiempo a armar candidaturas en todas las provincias, o al menos candidaturas medianamente solventes en todas. ¿Donde irán esos votos? Bingo: al PSOE.

Ámenlo u odiénlo. Vótenle o no. Pero al menos, reconozcamos una cosa a Sánchez: es un perfecto jugador de poker. A ver por donde le sale esta vez el todo o nada.

Galactus