El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ha defendido hoy el "espíritu de la Transición" como principal legado de la Carta Magna. En un acto con motivo del 44 Aniversario del Referéndum Constitucional, Vivas ha destacado que "los españoles que estrenamos la mayoría de edad votando la Constitución; los que hemos vivido el mayor periodo de estabilidad, progreso y bienestar que nuestro país ha conocido; los que han nacido y crecido en la España del euro, no podemos olvidar que todo ello ha sido posible gracias a las generaciones que nos precedieron, a los que
sufrieron el horrible drama de una guerra fraticida; a los que tuvieron que afrontar las consecuencias de una autarquía imposible; a los que, a base de muchas renuncias y carencias, y de mucho sudor y sacrificio, crearon las condiciones para que, llegado el momento, hace 44 años, tuviéramos la opción de elegir el camino de la libertad sin ira, la modernidad y la apertura. Como tampoco podemos olvidar que nuestra democracia tiene una deuda permanente con las víctimas inocentes del terrorismo. Su dolor tiene que ser nuestro dolor; sus heridas, nuestras heridas; su legítima reivindicación de verdad, memoria, dignidad y justicia, nuestra reivindicación inexcusable.
Pero el regidor autonómico también habló en clave local. Para Vivas "si Ceuta es España; si España y su integridad es el fundamento de la Constitución; y si dicha integridad está afectada en nuestra ciudad por unos riesgos y amenazas singulares; resulta así mismo evidente que el cumplimiento de la Constitución exige a los poderes públicos dar la debida respuesta a los aludidos riesgos y amenazas, la debida respuesta para proteger nuestra integridad mediante una estrategia de Estado decidida, enérgica y continuada en el tiempo".
El presidente apostó igualmente por "la vía del respeto y la convivencia. Es la opción que, desde siempre, han elegido los ceutíes, una opción que, por otra parte, enlaza nuevamente con la Constitución, al establecer la misma, en su artículo 14, que todos los españoles somos iguales sin que quepa ningún tipo de discriminación por razón de credo, raza o nacimiento. Como único límite, la ley: todo dentro de la ley, nada al margen de la ley. Por tanto, también en este caso, cumplir la Constitución significa favorecer el respeto y la convivencia entre los ceutíes de diferentes credos, orígenes y culturas; además es justo, es bueno y es necesario que se haga. Es justo porque, desde un punto de vista ético, nadie es superior a nadie por pertenecer a una determinada comunidad. Es bueno porque la convivencia es un patrimonio inmaterial de todos los ceutíes que nos distingue y enriquece como pueblo. Es necesario, diría que existencial, porque la Ceuta que queremos, tranquila y segura, dinámica y emprendedora, inclusiva, confiada en su futuro y atractiva, atractiva para vivir, ser visitada o invertir, no sería viable en una sociedad fragmentada, segregada o enfrentada".
Ceuta "tiene problemas, pero no es un problema, ni mucho menos, puede presumir, con toda humildad pero con toda razón, de amor y vocación de servicio a España, para lo que sea menester, cualquiera que sea el precio, y de capacidad para hacer del respeto y la convivencia una manera de ser y de vivir, de compartir. Pero no solo, también puede presumir de ser un pueblo que ha forjado su carácter a base de coraje y valor para resistir, un pueblo que no pierde la entereza ni con el alma en vilo; una sociedad acostumbrada a reinventarse, a tratar de convertir las dificultades y los contratiempos, por duros que sean, en oportunidades; a enfrentarse, de manera permanente, a los condicionantes derivados de la extrapeninsularidad, el reducido tamaño, la falta de recursos naturales y el singular hecho fronterizo".
Por último, señaló que "es imposible querer a España si no se quiere a Ceuta, y querer a Ceuta si no se quiere a España".
