Los próximos meses van a ser prolíficos, políticamente hablando, en un aspecto concreto: los encuentros entre Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y los presidentes de las distintas autonomías. Lo serán con dos citas: una Conferencia de Presidentes que tendrá lugar en Cantabria y con la inmigración como eje de debate prioritario -se sabe el lugar y el tema, pero se desconoce la fecha- y por una ronda que Sánchez va a realizar con los presidentes de las autonomías con el tema financiero como principal asunto.
Y al igual que con la Conferencia, se saben el lugar y el asunto. Incluso el orden, puesto que los presidentes son recibidos por orden descendiente desde la aprobación de sus Estatutos de Autonomía. Por tanto, primero las comunidades 'históricas' -Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia-, luego las que entraron en vigor en el 83 y para el final, siempre, las ciudades de Ceuta y Melilla, últimas regiiones de España en acceder a un estatuto de Autonomía.
De momento, y citando fuentes del Gobierno de la Ciudad, no hay fecha, pero es que ni siquiera ha habido comunicación con Moncloa al respecto. Otras fuentes señalan que es complicado que Sánchez pueda sentarse con algo concreto para hablar de financiación porque precisamente el documento más importante al respecto, los Presupuestos Generales del Estado, están prorrogados. La brecha entre el PSOE y Junts per Catalunya parece agrandarse más y, por tanto, es bastante probable que en 2025 tampoco tengamos PGE.
Lo que si se da por hecho es que Vivas acudirá a Moncloa. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha pedido a comespañeros de partido que no acudan a reuniones con Sánchez, en protesta por lo que considera un acuerdo fiscal que favorece claramente a Cataluña y en detrimento del resto de regiones. Algunos líderes regionales, también del PP -el valenciano Carlos Mazón, el andaluz Juan Manuel Moreno o el gallego Alfonso Rueda, por ejemplo- si han mostrado su disposición a acudir a Moncloa. Los 'barones' del PP se comprometieron, eso si, a negociar algo en conjunto, y no por separado. La tentación de la 'quita' de una deuda es demasiado importante, temen en Génova, y más en momentos en que algunas autonomías están al borde de quedarse prácticamente con lo puesto.