Marzo de 1994. En la antigua sede del Partido Popular, en el número 90 de la calle Real, hay entusiasmo. El sueño de vencer por primera vez desde la fundación del partido en una convocatoria nacional parece más cercano que nunca. El PP huele a sangre: el Gobierno de Felipe González está tocado por escándalos de corrupción, en plena conmoción por la huída hacia alguna parte del ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán. Al margen de eso, una crisis económica galopante que destruye puestos de trabajo a diario sirven en bandeja una victoria del PP en las Elecciones Europeas que se van a celebrar en junio de ese año. No es una convocatoria más, mascullan los 'populares': Aznar, que por entonces suma 40 años de edad, tendrá Moncloa a un paso si el PP gana las europeas y las andaluzas de aquel año. Por ello, el PP decide hacer músculo y llenar autobuses allá por donde vaya. En Ceuta, la encargada de llenar un par de ellos para arropar en su puesta de largo como candidato a la Junta de Andalucía a Javier Arenas en Granada es "una niña" de Nuevas Generaciones, de apenas 18 años por entonces. Se llama Yolanda Bel.
Años más tarde, obtiene su primer cargo destacado. Asume la presidencia de Nuevas Generaciones en 2001, compaginando esas tareas con su incorporación al mercado laboral, entonces con un contrato temporal como profesora en un centro de menores. Pero aunque en el PP siga siendo "la niña" no es una desconocida. Es hija de un veterano militante, de la época de Alianza Popular. Ha crecido en la sede de Real 90, llamando la atención en positivo de gente como los fallecidos Antonio Bernal o Francisco Antonio González (encarnizados adversarios entre si) y está dispuesta a dar el salto a la política con mayúsculas.
Juan Vivas, que en 2003 asume su primera convocatoria electoral como cabeza de lista, pelea para incluirla en las listas, en un puesto de salida. Le corresponde por ser presidenta de Nuevas Generaciones, pero entre los dos ha surgido una química que termina de convencer al candidato Vivas. Entonces, no era otra cosa: el PP lo presidía Pedro Gordillo y Emilio Carreira ejercía como secretario general. Vivas encuentra en ella la consejera perfecta para desempeñar algunos cometidos. En principio, como consejera de Sanidad. Pero en 2006, desgraciadamente, todo cambia.
La mano derecha de Vivas, su número dos en el PP, fallece. El cuerpo de Elena Sánchez Villaverde es encontrado sin vida en un hotel en Madrid, horas antes de una reunión con la entonces ministra y posteriormente persona non grata, María Antonia Trujillo. A Yolanda Bel le llega el momento de asumir la portavocía del Gobierno. De rodarse, finalmente, consejo de Gobierno tras consejo de Gobierno, ante los medios de comunicación.
Tres años después, el fallecido Pedro Gordillo presenta su dimisión de todos sus cargos políticos -institucionales y orgánicos- por un escándalo de índole íntima. Vivas asume la presidencia del PP, con el hoy presidente de la Autoridad Portuaria, Juan Manuel Doncel, como secretario general. Pero este deja el partido y Bel asume el 'número dos' del PP. Ya es consejera de Medio Ambiente, y lo será de Presidencia hasta 2011. Horas después de ser absuelta de una denuncia presentada contra ella por presunta prevaricación, comunica al PP su decisión de dejar el Gobierno.
Se entrega entonces a algo que le apasiona: la vida de partido. En las Ejecutivas de Mariano Rajoy es secretaria nacional de Mujer o Inmigración. Tras la moción de censura de Sánchez contra Rajoy de 2018, acude a la llamada de una vieja conocida para integrarse en su candidatura a liderar el PP: Soraya Sáenz de Santamaría. Curiosamente, Bel se posiciona contra alguien a quien conoce de su época en Nuevas Generaciones, como es Pablo Casado. Sin embargo, Sáenz de Santamaría no logra la victoria en el Congreso. Bel es nombrada, entonces, como responsable nacional de actas. Un puesto que puede parecer poco menos que intrascendente, pero la historia quiere que sea ella la que firme y de fe de la dimisión de Casado antes de entregar los mandos a Núñez Feijóo.
En estos años, a Yolanda Bel no ha habido puesto en el que no se le haya situado en los mentideros. Desde la Delegación del Gobierno en tiempos de Rajoy hasta alguna candidatura al Congreso y, por supuesto, como potencial relevo de Vivas en los amagos -bastantes- del presidente de dejarlo. Siempre ha negado tener más aspiraciones que las de estar en el Partido, desligándose del Gobierno. Si las circunstancias personales que ahora la llevan a echarse a un lado -"no me voy de mi casa, simplemente dejo la Secretaría General", dice en la rueda de prensa- le harán ser hasta el final una militante de base o volverá para ocupar una responsabilidad en la Ejecutiva, es algo que posiblemente no sepa nadie. Tal vez, ella y Vivas "mi maestro y referente" en estos años, como asegura con "mi hermetismo que tantas veces nos han reprochado los periodistas", dice. "Estoy en mi casa". No en vano, a pesar de su juventud, lleva toda la vida en el PP. El partido en el que nunca dejó de ser "la niña de NNGG" pero en el que es una de sus militantes más antiguas en Ceuta.