La empresa pública OBIMACE se encuentra en medio de un conflicto laboral que ha escalado, según CGT, “a raíz de las elecciones sindicales recientes” en las que el sindicato que obtuvo un tercio de la representación en el comité de empresa, “ha sido objeto de expedientes disciplinarios y represión por parte de la administración de OBIMACE”.
CGT considera que el problema radica en la “resistencia de la empresa a aceptar los resultados de las elecciones sindicales”. El sindicato, con tres de los nueve miembros del comité, “ha estado ejerciendo su papel sindical al pedir explicaciones y exigir que OBIMACE cumpla con sus obligaciones laborales y empresariales”. Esto ha generado una respuesta de la empresa que CGT describe como "persecución directa" hacia sus afiliados y sus representantes en el comité.
Las tensiones han llegado al punto en que “se ha solicitado a un miembro de CGT que entregue su uniforme de trabajo, se ha cuestionado la igualdad de género en la empresa, el convenio colectivo está paralizado y se ha restringido la información sobre acuerdos con el presidente del comité, perteneciente a otro sindicato. Además, se han denunciado problemas con la flota de vehículos y las instalaciones, y se ha exigido la creación de 70 nuevos puestos de trabajo, incluyendo mujeres, para frenar la continua pérdida de empleo.”
Denuncian que esta conducta es “una respuesta necesaria a una gestión empresarial que parece no comprender las relaciones laborales y prefiere reprimir y coaccionar a aquellos que buscan mejoras y transparencia en la empresa pública”.
CGT asegura que “no va a permitir que un grupo de elegidos a dedo perpetúen en OBIMACE, como empresa pública, un régimen absolutista que no respeta las normas básicas de las relaciones laborales y que se continúe profundizando en el desmantelamiento progresivo, en el machismo empresarial y en el ocultismo sobre todo lo que interesa a la plantilla”.
