Los esfuerzos del gobierno chino para atajar cuanto antes la rápida expansión del virus han sido tan evidentes que parecía poco probable que se pudiera expandir más allá de las fronteras. La infección ha dejado ya al menos 80 muertos y casi 3.000 personas infectados en todo el país. Mientras tanto, en el epicentro del brote, en Wuhan, convertida en ciudad fantasma, los centros médicos están desbordados y el personal médico exhausto tras 4 días de trabajo sin descanso. Muchos han llegado casi al colapso.
El Gobierno ha enviado a más de un centenar de médicos militares para ayudar y construyen un hospital a contrarreloj para unas 1000 personas. En total, 18 provincias han declarado el nivel máximo de emergencia sanitaria y se han suspendido las celebraciones del Año Nuevo chino. Los controles por carretera son rigurosos y más de 56 millones de personas han sido aisladas para evitar más contagios, aunque no era muy probable que pudiera haber contagios fuera de China están apareciendo algunos en Europa.
Solo contraen el virus los que han viajado a Wuhan recientemente. Hasta el momento, hay más de una treintena de diagnosticados fuera de China, también en EE.UU, Australia y en Francia con tres casos confirmados. España estudia un nuevo caso en Vizcaya, pero el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad y ha asegurado que España está preparada para hacer frente a la enfermedad