El pregón del cofrade sevillano Juan José Martín López, estrechamente vinculado a Ceuta desde hace años, ha servido de prólogo este domingo a la Semana Santa caballa. Martín ha leído sobre las tablas del Teatro Auditorio Revellín un prolijo texto -55 páginas en el libreto puesto a disposición del público al término del acto- cocinado con una gran diversidad de condimentos según una receta que ha logrado aglutinar recuerdos juveniles del servicio militar obligatorio, encendidas exposiciones de fragmentos de historia sagrada, proclamas antiabortistas, efectos visuales y recursos musicales.
Tras su presentación por su antecesor Jesús Blanco, y acompañado por un sexteto de viento, el pregonero ha querido ilustrar al público asistente sobre su temprana vinculación a Ceuta y su Semana Santa. Para ello ha rescatado de la memoria su peripecia como soldado de reemplazo, expuesta con todo tipo de detalles, entre los que no ha menospreciado las circunstancias de su viaje desde Sevilla a Algeciras, el embarque en el buque que le trajo a la ciudad o la adquisición de un walkman que, según ha precisado, utilizaría en sus ratos de asueto para escuchar marchas procesionales. El brigada Román –el militar que le tomó la filiación a su llegada a Ceuta- ha compartido protagonismo en el pregón con otras figuras como María Magdalena o el romano Longinos, que harían acto de presencia una hora más tarde.
Martín ha querido dedicar un recuerdo especial a José Antonio Nieto, el cofrade que en aquellos años de su servicio militar le introdujo en el conocimiento de la Semana Santa caballa («me ofreció una clase magistral sobre la Semana Santa ceutí»), y una referencia a Ángel Sotomayor, hermano de la cofradía del Encuentro, fallecido el pasado enero.
Seguidamente, el pregonero ha recorrido figuradamente cada una de las jornadas de la Semana Santa, emparentando cada uno de los episodios bíblicos con referencias y lugares de Ceuta. Las estaciones de la penitencia de Cristo han servido a Martín a partir de aquí para estructurar el resto de su pregón que, tras describir el martirio del hijo de Dios de los cristianos, se ha detenido con especial detenimiento en el sufrimiento que le fue infligido en la cruz. Antes, el pregonero ha incluido una fugaz proclama antiabortista aprovechando una referencia al ritual del Encuentro de la Semana Santa ceutí («esa vida que fluye en un nonato y que Dios da y solo, solo Dios puede quitar»).
Martín se ha detenido en el calvario del Cristo, descrito con toda suerte de detalles, relato que ha culminado con un efecto visual sonoro inesperado: de improviso, y tras él, una proyección ha dibujado una escena del Gólgota con la silueta de tres crucificados en un paraje lluvioso y rasgado por relámpagos. La impresión que este recurso haya podido ejercer sobre el público asistente ha quedado velada por la oscuridad del patio de butacas.
Al cabo, Martín ha ofrecido un pregón con un sello personalísimo, donde han compartido protagonismo su propia historia vital con su íntima relación con la Semana Santa local y un relato sentido y extenso sobre episodios de la historia sagrada.
