Hablar a estas alturas de la simbiósis entre Ceuta y la Legión es recalcar lo obvio, correr el riesgo de entrar en el aburido terreno del tópico. Pero a nadie que conozca mínimamente no ya la historia, sino la idiosincracia de Ceuta, se le puede pasar por alto que los últimos días de septiembre tienen un sabor especial en la Ciudad Autónoma.
Lo tienen porque Ceuta es la cuna de la Legión. Y eso se nota en las calles, en las que el ambiente legionario comienza, poco a poco, a palparse. O en lugares como el Auditorio del Revellín, donde como cada de 19 de septiembre se celebra el tradicional concierto homenaje a la Legión.
Ha sido a cargo de la Unidad de Música de la Comandancia General, y con una nutrida representación de autoridades civiles y militares. Y todo ello como prolegómeno a un día en el que, como siempre, estará todo marcado por un lugar: García Aldave, y una celebración, la de la parada militar.
Parada que llega días después del devastador incendio, cierto, pero por fin después de tres años de ausencia, o al menos como la conocíamos, debido a una maldita pandemia que parecemos haber desterrado de nuestras vidas. Sones legionarios, pues, en honor de un cuerpo que, hace 102 años, comenzaba su leyenda en las cercanías del Monte de la Tortuga...
