viernes. 26.04.2024

Desde este sur sediento

Sacio la sed del viajero recién llegado en una recomendable pizzería cercana a Sol. En ese Madrid tan castizo al que solo le falta Ibáñez Menta con el paragüas, pienso que dirían los habitantes de aquellas casas centenarias si hubieran visto a marroquíes, ecuatorianos o nigerianos trabajando de camareros en las más céntricas tabernas de la Villa y Corte. Este país, me vuelvo a decir, ha cambiado para siempre. Me lo confirma la infinita melancolía que el sudamericano que acaba de ganarse unas monedas a cambio de encarnar a Mario Bros lleva cargada en los ojos. "Vesti  la giubba", pienso.

 

Apenas una semana antes, la Barcelona más gótica está literalmente tomada por partidarios del referéndum independentista. Una chica nos reparte papeletas; en principio las rechazo, pero al poco tiempo hago acopio sabiendo que, a fin de cuentas, tengo en mi casa cinco o seis copias de un documento histórico. El que puede romper España o, lo más probable, terminar de cambiarla para siempre.

 

Madrid y Barcelona; la España dual que no ha sabido mirarse. Coincido con algún amigo en Lavapiés en que la Cataluña reivindicativa se ha equivocado de interlocutor. No es mirar hacia Rajoy o la última barrabasada perpetrada en cualquier página 19 de cualquier diario de provincias. Mi nivel de hartazgo sobre la corrupción, el caciquismo ilustrado, la miseria 2.0, los Santos Inocentes que han cambiado la Milana en el hombro por el Iphone en el bolsillo es el mismo que el de cualquier independentista catalán. Me avergüenza el escaso nivel de la clase política en los últimos años; quedémonos tuertos con tal de que el oponente sea ciego. Alberto Cortez cantaba la historia de aquel desgraciado que buscando agua encontró petróleo, pero murió de sed.

 

No se que ocurrirá finalmente. Intuyo que al final alguien cederá; en el escenario del choque de trenes siempre pudo más la Alta Velocidad que el cercanías. Pero pensando en lo que he visto y palpado en las dos principales ciudades de España, desde este sur sediento -siempre El Niño poniendo la dosis justa de poesía y verdad- tengo la impresión de que el contador de la historia ha acelerado irreversiblemente. Espero que para un gran cambio, juntos, de rebelión cívica contra los males que nos atenazan hasta el punto de rozar la desmenbración de España.

PD: Borrell humilla, queriéndolo o no, la mediocridad de su propio partido. Sánchez cede por omisión la foto de la España constitucionalista al PP y Ciudadanos. De estos polvos llegarán lodos a Ferraz...

 

Desde este sur sediento