"Pese a que el cambio de Gobierno se había fraguado bajo la promesa de una Regeneración Moral de la sociedad, la economía se opuso. Aumentó el déficit: las medidas cortoplacistas contuvieron la inflación, pero unos meses después se produjo un nuevo efecto rebote que empobreció más a las familias".
"En las ciudades más grandes, comenzaron a generarse acumulaciones de personas que vinieron de otros puntos del país ante la falta de oportunidades que había lejos de la capital. Las grandes urbes crecieron sin control ninguno, generando una mayor conflictividad social. El campo estaba especialmente castigado".
"La credibilidad del país empezó a ser cuestionada fuera de las fronteras, por lo que la inversión extranjera comenzaba a escasear. El responsable de Finanzas tuvo que negociar con los bancos el pago de la deuda: menos cantidades, pero a más tiempo, para evitar que las finanzas colapsaran. La crisis petrolífera alejaba al país del sueño del primer mundo".
Cuando "al tercer año parecía que las cosas empezaban a estabilizarse, una gran tragedia natural destrozó el país. La solidaridad ciudadana fue ejemplar, pero la sensación es que el Gobierno llegó tarde y mal, y algunas personas nunca recibieron sus ayudas".
"Mientras, la corrupción seguía sin ser combatida, o al menos no con la ejemplaridad prometida en la Protesta del presidente. Había algunas personas, como era el caso de La Quina, que se vanagloriaban de haber tenido bajo control a los últimos cuatro presidentes, lo que les daba una especie de carta blanca".
(Enrique Krauze. Los sexenios. Período de Miguel De La Madrid en México, 1982/86. Cualquier coincidencia con la actualidad en España es, simplemente, pura mala leche)....