jueves. 10.10.2024

El PSOE de Ceuta no es, es Manuel Hernández

Hace tiempo que vengo arrastrando un sinsabor prolongado, un nudo interno que me aprieta hasta unos límites imposibles de describir. La vida me ha ido quitando oportunidades, que al final eran aciertos y caminos que se me abrían para hacer algo mejor, o simplemente aprender de la experiencia. Hace unos meses tuve que decidir qué proyecto intentar, sobre qué luchar. Y en esta decisión estuvo no participar en un proyecto político fuera de Ceuta, así como no presentarme a las primarias para la Secretaria Genera aquí, en esta tierra. En esta decisión estuvo la idea de asumir la dirección de mi colegio, así que me propuse, y en eso estoy, ser la directora del colegio de Educación Especial San Antonio. Un reto impresionante, en el que me acompañan grandes profesionales, grandes compañeras y, sobre todo, grandes amigas.

En esta aventura me influyó Eduardo Madina mucho, a quien le pedí consejo y al quien le estoy enormemente agradecida. Así que, lejos de esa batalla que me propusieron en otras tierras, y lejos de querer asumir un intento de participación en una etapa que no comparto, me propuse olvidar un poco la política, esa que me hace daño cuando veo a tanta gente sin escrúpulos y sin sangre en las venas que les hagan realmente rebelarse ante lo que es justo o no.

Hace unos días una persona me dijo que no abandonara el barco, y a pesar de los choques de trenes, jamás hubiera pensado llegar a ese extremo, pero sí evadirme del poder de quienes se creen más dueños de la venganza, que de la construcción. De quienes se creen más dueños de la avaricia, que del sentido común. De quienes confunden lealtad con sumisión y anulación.

Manuel Hernández es el vivo ejemplo de cómo las personas manchan las siglas.

Ahora hay algo que, al igual que hizo levantar en mí la crispación de cómo quiso formar su ejecutiva, hace que vuelva a tener la necesidad de gritar en este espacio, el mismo espacio que se nos niega internamente. Hay que ser muy ruin para despedir a dos trabajadores, como ya lo hizo hace dos años con un tercero. La excusa de que son cargos de confianza no me vale, primero porque si no fueran cargos de confianza no se hubiera aprovechado de ellos para preparar su Congreso. Y segundo, porque como mínimo se lo tendría que haber dicho, a ellos dos, quince días antes, tal y como vienen en muchos convenios.

En la calle, y sin una muestra de un mínimo de reconocimiento, ha dejado a dos personas que han contribuido a este partido de una manera digna.

No, un socialista podrá gustar más o menos. Un socialista podrá actuar mejor o peor según los estatutos, pero un socialista jamás dañaría los derechos de un trabajador.

Quizás haya que recordarle a Manuel Hernández que si él es diputado, y tenemos un cargo de confianza más dentro del partido, el de la vicepresidencia, es gracias al trabajo que se desarrolló en una etapa anterior de la cual no participó, salvo para destacar sus grandes ausencias y enormes silencios.

Si tan valiente es, hubiera sido más ético esperar a una próxima legislatura. Pero no, hay que seguir pisando a todo el mundo que le puede hacer sombra o no le sacude la chaqueta.

Despierten.

El PSOE de Ceuta no es, es Manuel Hernández