Podrían hacer perfectamente una parodia de la ciudad de Ceuta y nadie diría que se trata da la cruda realidad. Cadena de favores, mejor dicho, cadena de enchufismos y parcheados y así no confundimos esta expresión con la película que nos encandiló en el año 2000, dirigida por Mimi Leder.
Un Presidente que asegura que en Ceuta no hay enchufismo porque de ser así ya hubiera acabado con él. Es que, para quien no lo sepa, tenemos un Presidente poco útil que nunca se entera de nada, igual que pasó con el tema da las viviendas de Loma Colmenar. No lo sé, no me consta, pero siempre lo señalan a él. Un tonto muy tonto o alguien que no cuenta toda la verdad, según se vea.
Lo mismo le pasa al todopoderoso del Gobierno que ha terminado con una Consejería sin presupuesto por los problemas internos y judiciales del Partido Popular. Un Consejero que tuvo un lapsus con Tragsa y no solamente defendió este sistema de contratación a dedo, sino que dio a entender que sí son un coladero familiar las empresas de esta ciudad.
También tenemos un partido que tiene que callar porque está mercadeando a costa de otra empresa de Ceuta o que tiene a un líder que tiene que hacer lazos de unión en otras ciudades en vez de unirse con su gente en la casa del pueblo.
Un sindicato que tiene a sindicalistas que en vez de defender a los trabajadores quieren hacer escalas personales a costa de ellos.
Otro partido que pide ceses cuando su miembro está imputado.
En definitiva, una ciudad corrompida donde todos se miran entre sí, gritan de vez en cuando, pero hacen bien poco porque tienen mucho que callar.
Eso sí, menos mal que tenemos a las reinas de las fiestas patronales y así la gente está entretenida. Que no se nos ocurra quitar esta actividad sexista porque entonces los ceutíes salen en bloque y a la defensiva como si nos estuvieran quitando la misma vida. Ya si nos manipulan o roban eso da igual porque las niñas estarán muy guapas, aunque la conciencia esté muy sucia.