miércoles. 01.05.2024

La generación zeta es nativa digital. A ellos, a saber cómo consumen ya y cómo será el mundo del mañana que están creando a través de sus pequeños gestos sobre pantallas, casi siempre con el dedo, se dedican hoy ya ingentes esfuerzos en los gigantes tecnológicos y en los de toda la vida que venden cosas físicas aún en tiendas. Pero antes, mucho antes de todo eso, internet era una cosa que llegaba a casa a través de un modem que a esa generación les resultará algo así como el vídeo beta al resto de la humanidad. Y hacía un ruido épico. Internet, aquella cosa misteriosa, anunciaba su llegada con un ruido que está marcado a fuego en la memoria de los que vivieron. Eran los años 90 y en España a tres amigos se les ocurrió imaginar el futuro y montaron Arrakis. Cualquier que tenga capacidad de recordar aquellos años acabará de entrar en una fase nostálgica. El mundo era otra cosa sin Facebook, TikTok, ni red social que no fuera el bar o la cafetería y con papeles para todo, la mayoría de los oficiales con hojas de calco de colores bajo el formulario a rellenar. Entre esos tres amigos estaba German Torrado, él ha dicho hoy tenía 19 en 1995 cuando apostaron por fundar Arrakis para abaratar los precios por tener internet en casa. Se convirtieron en referente.

Torrado ha participado este jueves en Ceuta en el Ceuta Summit Innovation, CETEC, que ha organizado la Cámara de Comercio en colaboración la Ciudad Autónoma y bajo el diseño de Crowe. “La gente nos decía: ‘Eso de internet no tiene futuro”. La gente, la tradición, la resistencia al cambio y lo visionario que es casi cualquier español cuando no es él el que ha inventado la rueda.

Tenían tanto futuro que en sólo un puñado de años se convirtieron en referente patrio. Obligaron a Telefónica a reaccionar y vendieron la empresa en 1999, con sólo 4 años de andadura a British Telecom (hoy por cierto en manos de Telefónica) por 13 millones de euros al cambio hoy sin inflación, unos 2.166 millones de las antiguas pesetas. El primer pelotazo español de internet.

Con dinero en el bolsillo y tras pasar unos años asesorando a British Telecom sobre qué cosas comprarse en internet, Torrado exploró opciones en Latinoamérica y en el resto de Europa porque se dio cuenta que “España no estaba preparada para tanta innovación” y por casualidades acabó en China, de donde regresó apenas el año pasado. Tras 17 años allí ha dejado claro que el país asiático “nos lleva 5 o 7 años de ventaja” y por tanto se podría decir que él acaba de llegar a España del futuro.

Y ese futuro asusta un poco. Si la inteligencia artificial es hoy un quebradero de cabeza para la sociedad, lo que viene no parece que lo vaya a ser menos. En lo que a Marketing se refiere, según Torrado nos quedan apenas tres o cuatro años para relacionarnos con las marcas a través de su avatar.

Todo eso del SEO y el posicionamiento en buscadores es en China un lugar común, algo así como saber leer y escribir, en el mundo del marketing digital. Lo siguiente, en términos ‘startuperos’ el hype por venir es el de los influencers, que ya se ve en España pero que le queda, atento al dato, desembarcar en las universidades todavía. En China pasó y aquí está al caer. Lo que viene, agárrate, es algo así como la cátedra El Rubius o doctorado Ibai Llanos.

¿Y cuando pase esa fiebre? El marketing para vender de las grandes empresas se hará “live en streaming. El teletienda de toda la vida, pero en redes sociales. Se instalará aquí el año que viene gracias a los market place”, ha desgranado Torrado. Y para cuando eso suceda se abrirá otro nicho de negocio, tratar de entender los datos que se van a generar haciendo ventas multiplataforma, una empresa venderá a través de varios canales y plataformas en internet y eso le complicará la información a recopilar para tratar de entender y satisfacer a los clientes.

Y ahora sí vamos al presente de China y el futuro de dentro de tres o cuatro años. Para entonces “las marcas y las empresas tendrán que definir la personalidad de su inteligencia artificial que actuará como personas en todas sus redes sociales. Eso lo harán avatares no personas, trabajando 24 horas los 7 días de la semana. Y las marcas tendrán que decidir cómo interactúa su avatar y qué personalidad tiene si es sonriente y amable o borde y provocador con el público a lo Risto Mejide”.

Torrado ha dejado un par de consejos a los jóvenes emprendedores, entre otras que aprovechen el ecosistema que ahora sí existe en España y que no existía ni cuándo él creo Arrakis: “Contratábamos la gente que echaban de las universidades porque nadie sabía que era internet”, ha dejado dicho. En el caso de Ceuta también existe ese ecosistema que pone más fácil la innovación y la revolución en internet que él ya hizo allá por los 90. Literalmente el siglo pasado.

Les ha dicho también a los nuevos emprendedores que miren fuera, que piensen que sus productos pueden servirse desde Ceuta a todo el mundo.

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ignacio gonzález

Ignacio González desafió a las grandes energéticas y acabó vendiendo a Shell en pocos años por 300 millones
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​ ignacio gonzález Ignacio González desafió a las grandes energéticas y acabó vendiendo a Shell en pocos años por 300 millones ​

Ignacio González, otro caso de éxito

No todo en las startups tecnológicas es dar servicios en la nube. A veces la revolución se puede hacer también en lo físico. Es el caso de Ignacio González que también ha ofrecido su experiencia en la jornada de CETEC. Él se empeñó en competir con gigantes no precisamente de viento como Iberdrola, Endesa o Repsol y pensó que si lo que venía era el coche eléctrico en alguna parte habría que cargar sus baterías.

“Poníamos enchufes para cargar coches eléctricos”, tan sencillo como eso. “Si va a haber coches eléctricos van a necesitar cargarse”. Y ahí ya estaban los gigantes del sector enérgico patrio, “pero no lo hacían bien. Ponían enchufes en un centro comercial pero tardaban 48 horas en cargarse. Ahí había una oportunidad”.

Y ahí se lanzaron a luchar contra la “mafia energética española es una realidad”. Tanto así que en 100 entrevistas con inversores no levantaron ni un euro. Vendió todo lo que tenía y se fue a vivir con su madre. Y cuando por fin apareció un industrial para ponerles dinero y contratar a 10 personas a las dos semanas de echar andar era 14 de marzo de 2020 y el Gobierno cerró el país, como el resto del mundo por la pandemia.

Lograron convencer a su inversor de que no era buena idea despedir a los recién contratados y que se podía aprovechar el parón del mundo para seguir creciendo. Y eso hicieron. Cerrando contratos para explotar puntos de recarga por 25 años. Para cuando el mundo volvió en sí, ellos tenían una posición potente en el mercado con un importante número de puntos de recarga comprometidos para instalar. A la siguiente ronda de financiación que acudieron para seguir creciendo no es que levantaran mucho dinero es que Shell les ofreció 300 millones por quedarse con la empresa.

Ahora está del otro lado que ha reconocido que se le daba mal. Ha pasado de pedir dinero para desarrollar proyectos a ser el que “abrace a los emprendedores”. Y ahí ha insistido en que para esos viajes lo importante no es sólo el dinero sino que las personas con las que te vas a asociar te aporten valor y puedas llevarte bien.

Desde su experiencia tiene claro que su factor diferencial era que tenían más ganas y capacidad de ejecución que las grandes empresas del sector energético.

El fundador de Arrakis, el primer pelotazo español de internet, predice el futuro tras...