Hace algunas semanas que se anunciaba pero, por fin, ya es una realidad. Desde este martes la mascarilla dejará de ser obligatoria en el transporte público. Ni en el autobús, ni en el taxi, si en el barco, si usted tiene que salir de nuestra ciudad, será necesario portar la mascarilla que nos ha acompañado en los mismos desde hace casi tres años. Así lo ha anunciado este martes la ministra de Sanidad, Carolina Darias, tras la aprobación de la propuesta por parte del Consejo de MInistros.
Concretamente, tal y como ha señalado la propia Darias, la obligatoriedad de usar la mascarilla en estos transportes decaerá cuando se publique en el Boletín Oficial del Estado la medida, mañana mismo. Es decir, será de aplicación inmediata.
A pesar que no será obligatorio usarla en el transporte público, la ministra de Sanidad ha insistido en la necesidad de un uso responsable de la mascarilla, especialmente en aquellas personas con sintomatología compatible con una infección respiratoria agua, en espacios cerrados o cuando haya personas vulnerables.
Darias ha insistido en que la retirada de la mascarilla en estos espacios supone un paso más en la respuesta que en cada momento se ha ido dando de acuerdo con lo que ha ido determinando el grupo de expertos, que ha marcado la desescalada respecto a la pandemia del coronavirus. La ministra de Sanidad ha subrayado, además, que este es un paso muy importante, que supone seguir la hoja de ruta para volver prácticamente a la normalidad.
Con esta modificación del Real Decreto Ley que regula el uso de la mascarilla, la misma solo seguirá siendo obligatoria en centros y servicios sanitarios, en farmacias y en botiquines. También para aquellas personas que visiten centros sociosanitarios, aunque no para quienes residen en los mismos.
Respecto a las empresas, la ministra de Sanidad ha recordado que sigue existiendo una puerta abierta por si los servicios de prevención de riesgos consideran necesario su uso, especialmente ante la aparición de brotes, teniendo en cuenta, además, que las personas que padecen la enfermedad ya no se confinan, sino que siguen haciendo vida normal.
