viernes. 29.03.2024

La empresa de limpieza viaria de Ceuta, la adjudicataria más costosa a las arcas municipales, forma ya parte del debate político entre los dos "grandes" partidos (PP y PSOE). Casi cuatro meses después de que el contrato de dos lustros finalizara el pasado 30 de enero (fecha previsible en cuanto a la caducidad) y que ambos partidos, PP y PSOE, no han impedido sacarlo a concurso público con el tiempo suficiente con un pliego adecuado a las necesidades de Ceuta por la cuantía de 22 millones de euros como tenía Urbaser; tan cuantiosa adjudicación requiere perfilar con muchos detalles una cobertura eficiente. Ahora, los líderes de ambas formaciones se enzarzan en una polémica de una cuestión que ambos han compartido hasta ahora: dejar pasar la fecha límite para sacar el concurso público. 

La convocatoria electoral ha hecho cambiar a Juan Vivas de sus posicionamiento anterior, cuando votó en Pleno hasta en tres ocasiones en contra de la municipalización del servicio al igual que hizo el PSOE y, en estos momentos, se enmienda él mismo con otra visión al respecto. Al menos, el PSOE, no ha variado su postura y Juan Gutiérrez lleva razón cuando tilda de "mentiroso" a su oponente político, al considerar que esta variante que introduce en campaña electoral, al margen de que no es coherente con su línea de actuación hasta ahora, contradice su propia conducta política, como ya sucedió en otros ámbitos como la excepción Schengen o no en la frontera del Tarajal para el tránsito de personas. Por ello, calificar a Juan Gutiérrez de "caudillo" de Trace cuando siempre mantuvo una misma línea de defensa de los intereses de los trabajadores como presidente del Comité de Empresa y se preocupó por la mejora del servicio, resulta sorprendente en Vivas por cuanto siempre se caracterizó el líder del PSOE por "pelear" por Trace. Otra cosa será, que el líder del PP reflexione ahora, en tiempo de elecciones, si él fue "culpable" o no de tantas concesiones sucesivas en las ampliaciones económicas a Trace para cubrir deficiencias que iban surgiendo, comenzando por la propia adjudicación del servicio en baja temeraria, lo que conllevó sucesivas ampliaciones del contrato inicial y no poca polémica, cuando la oposición le recriminó que la ciudad estaba sucia y que el servicio no era satisfactorio. Esas deficiencias apreciadas, originaron sanciones y polémicas.

A buenas horas, mangas verdes: llegado el período electoral salen a la luz los viejos "fantasmas"  de unas deficiencias que ya eran conocidas previamente ( criticadas por la oposición) y, no es justificación que Vivas haya girado 180º por su nostalgia hacia los galardones obtenidos en tiempos pasados de las "escobas" de diferente nivel, que premiaban la eficacia en la limpieza viaria local, mérito en esos momentos de Urbaser que no de Trace, para incomodarse por las críticas de Gutiérrez. En este punto, hay que reconocer que ambos tienen su punto de razón, por las cuestiones que vamos a describir a continuación.

La polémica está servida y bien es cierto que Juan Vivas sí lleva toda la razón cuando plantea la municipalización del servicio, como él llama "la gestión directa", que supone dotar de mayor estabilidad a la plantilla, como ya se ha hecho con los trabajadores de la empresa de autobuses. Un servicio esencial como éste ha de contar con la garantía del Gobierno local, dado que cada vez que ha surgido un conflicto entre empresa y trabajadores, bien que se ha buscado la tutela y mediación del Ejecutivo para evitar perjuicios a los ciudadanos. Es obvio que una decisión de estas características requiere un profundo estudio económico, conocer a fondo la viabilidad del mismo y, por  supuesto, la subrogación del personal de la plantilla que garantice la aludida estabilidad laboral.

Suscitada ahora la polémica, unos días antes del previsto debate en la televisión pública de ambos líderes (PP y PSOE), no deja de ser significativo: ambos llevan su parte de razón. Vivas cambia de postura en cuanto a Trace, Gutiérrez está en lo cierto en recriminarle ese cambio, pero no es perjudicial -en contra de lo que manifiesta el líder socialista-, para los trabajadores de Trace, una medida de estas características con los antecedentes de otros servicios incorporados por la misma vía. Si rectificar es de sabio, Juan Vivas ha optado por una decisión que no es meramente electoral.

Se entiende la sorpresa de Gutiérrez por la nueva postura de Vivas y el giro de los acontecimientos, pero el sindicato Comisiones Obreras y otros partidos políticos como Vox, vienen apostando por municipalizar el servicio y, quiéranse o no, tampoco pretende un sindicato perjudicar a los trabajadores ni tampoco otras opciones políticas. Otra cosa será que el régimen de control ya corresponda a la Ciudad Autónoma y no ya sólo la tutela -como hasta ahora-, en momentos de conflicto o amenaza de huelga. Si en el equilibrio está la virtud, Juan Vivas no antepone una medida "electoralista" sin más (por mucho que se quiere aludir a un sentido de la oportunidad), cuando se trata de aludir a la trascendencia de la vida laboral de unas cuatrocientas personas y sus familias. Poner en juego el futuro laboral de alguien no forma parte de la maquinaria electoral. Guste o no.

Polémica Trace: Vivas y Gutiérrez adelantan el debate