jueves. 25.04.2024

No le faltaba razón a la clase dirigente en Portugal cuando mandaron sus tropas a la conquista de Ceuta para establecer en ella una base permanente para el comercio con las Indias. Era 1415, pero 608 años después el Estrecho de Gibraltar sigue siendo un lugar fundamental para el comercio entre Oriente y Occidente.

Hasta ahí nada nuevo, de no ser porque hace casi un año -353 días exactamente; la invasión comenzó el 20 de febrero de 2022- Vladimir Putin ordenaba una operación militar en la vecina Ucrania con el objetivo de "desnazificarla", decía entonces el líder ruso. Un año después, aquella operación planeada en principio como una actuación quirúrgica se ha enquistado. Ucrania resiste, Europa se tienta la ropa y Rusia no termina de resolver el conflicto.

Poco después, llegaron las sanciones de la Unión Europea. En principio, ridículas como no celebrar en Moscú la final de la Champions o excluir a los rusos de Eurovisión. Pero posteriormente, aquello derivó en sanciones económicas no solo al patrimonio en territorio europeo de los dirigentes rusos, sino al verdadero elemento de batalla más allá de la integridad ucraniana que tenemos en estos momentos: el gas. El objetivo, perjudicar la economía rusa para posibilitar de ese modo un alto el fuego unilateral por parte del Kremlin.

Y ¿qué pinta Ceuta en esta historia?. Pues aunque parezca que nada, muchísimo. El principal y casi único aliado de Putin a nivel internacional es China. Un país con el que siempre ha mantenido una relación de especial desconfianza, superada a base de necesitarse mutuamente. De hecho, China es prácticamente el único país de cierta importancia en la esfera mundial que no ha suspendido sus importaciones y exportaciones con Rusia. Principalmente gasísticas.

Ahora viene Ceuta. Buena parte de estas exportaciones pasan por el Estrecho de Gibraltar.  El combustible de estos buques es suministrado desde el puerto de la Ciudad Autónoma. ¿Se está saltando España los embargos a Rusia en su propio territorio?.

No. No es ilegal, cuenta la Marina Mercante en el portal Xataka, siempre que el suministro se realice en aguas internacionales, sin delimitar. Es decir, siempre que los rusos no hagan escala en Ceuta. Y eso parece que es lo que se está haciendo. Eso entronca, directamente, con otro conflicto latente: el de la delimitación de las aguas territoriales de Ceuta, asunto siempre pendiente y que cíclicamente vuelve al primer plano de la actualidad.

Rusia, China y los combustibles: la repercusión en Ceuta de la guerra de Ucrania