sábado. 27.07.2024
CRÓNICA DE LA SEMANA

Vivas: "Esto de un partido localista, sinceramente, no sería bueno". Guerrero: "Quitaría muchos votos a mucha gente"

Se acaba de confirmar lo que ya se preveía y parecía un secreto a voces: Juan Vivas será el candidato al Congreso Regional del PP y también el candidato a la presidencia de la Ciudad. La supuesta incertidumbre que se ha venido alimentando para despertar expectación, se ha desvanecido como un azucarillo, desvelando algo similar a cuando el ilusionista saca el conejo de la chistera y éste surge ante la sorpresa del público. Solo que aquí no hubo sorpresa alguna

Juan Vivas , candidato del PP / Archivo
Juan Vivas, de nuevo candidato / Laura Ortiz
La historia parecía ya escrita de antemano con un final previsto. En la conversación que mantuvieron Vivas y Guerrero el pasado mes de diciembre, se intuía este horizonte; en ese tiempo ya se marcaron las líneas de los posicionamientos de cada uno en ese cara a cara, donde parecía imperar el "fair play": el actual presidente, dispuesto a revalidar su liderazgo sin oponente, apostaba por integrar a Javier Guerrero en su candidatura, propuesta similar a la del doctor que condujo al desencuentro; aquél apostando por el continuismo y éste por la renovación. Vivas, cual campeón pugilístico haciendo valer su actual condición de liderazgo ante el aspirante que no cedió a la propuesta de segundón en este escenario político.
Sobre la mesa la opción (siempre amenazante en cuestión de votos y escaños) de que surgiera un partido localista que, finalmente, se hizo realidad cinco meses después. Asuntos que Vivas enjuició: "Esto del partido localista, no sería bueno, sinceramente". Ahí ya atisbaba el longevo político una seria amenaza electoral. El doctor replicó: "Quitaría muchos votos a mucha gente; teniendo en cuenta la calle y la encuesta que le han encargado a la empresa de Sandro Rosell puedo sacar diputados; a mi me dan de 4 a 6 escaños y a ti de 3 a 5. Piénsatelo". Vivas no daba crédito a estos guarismos. Es más, los puso en seria duda, así como desmintió que esa encuesta la hubiera encargado él o el gobierno que preside.
En cuestión de liderazgo, Juan Vivas no dejó opciones a Guerrero: "Yo ya estoy, no es que tenga más derecho que tú porque no es un pugilato", posicionándose claramente como número uno. En realidad, sí lo era: se planteaban dos opciones: continuidad o renovación, incompatibles en una misma candidatura. Una tesitura imposible de hacer compatible.
Vivas ejerció poderío con florituras, sabedor que utilizaba carta marcadas en este envite: "Si Madrid me dice que me retire, lo hago; si los militantes dicen que llegó mi hora, daré las gracias y me iré, con la conciencia tranquila y sin nada que reprochar".
Bien sabía el longevo político que no era el caso de ninguno de sus postulados. Su brindis al sol pretendía un "fair play" ficticio cual brindis al sol, sabedor que ni se darían esas circunstancias ni sería factibles: "¿Tú no barajas, Javier que vayamos juntos?", preguntó Vivas. "No porque defraudaría a mucha gente que me ha pedido que llegue hasta el final".
Un encuentro en el que el mandato (o más bien deseo de Madrid) de conformar una candidatura única evitando así confrontaciones   fratricidas se desvaneció. Ahí se gestó el principio de la creación de Ceuta Avanza y los movimientos en el PP para erigir a Vivas como único candidato: alfombra de terciopelo como en los Óscar.
En un ámbito pseudo político un libelo llamado "TeleCeuta", especializado en divulgar difamación y mentiras, ha vinculado al partido del doctor "Ceuta Avanza" con una historia imaginaria de contacto con Vox, llevado de una fábula política que sólo existe en la mente de su promotor "especializado" en este tipo de devaneos con el propósito de sacar tajada a sus infundios y mezquindades. El desvarío es tal que toda Ceuta ha reído la gran falsedad urdida sin fundamento y desmentida "ipso facto" por el partido aludido en una situación grotesca digna de vodevil. Nada nuevo bajo el sol.
En otro ámbito los hechos de la semana nos han llevado a situaciones menos prosaicas y, desde luego, bastante serias: la inseguridad ciudadana y un cruel asesinato.
Los episodios delictivos se suceden sin solución de continuidad en la barriada de El Príncipe: Los apedreamientos a los bomberos casi son ya una anécdota a la vista de la vorágine de los acontecimientos con asesinatos (no es la primera vez que se habla de "equivocaciones" de los sicarios), arsenal de armas en viviendas y garitos, derivando en lo que ya es el desmadre total: siete policías heridos el pasado viernes 8 de octubre, dos de ellos de gravedad. Hablar en este caso de la "Operación Plomo" ya lo dice todo: los registros en viviendas han permitido requisar armamento, varias detenciones y seguirles el rastro a esas bandas asesinas.
La inseguridad en Ceuta es un hecho. Los incendios de vehículos y contenedores en cualquier zona de la ciudad es el síntoma inequívoco de que algo falla. No se percibe ni convivencia ni sosiego sino más bien temeridad, inquietud e inseguridad. El poder político parece verse superado por unos hechos que provocan escalofríos.
El comunicado de Delegación del Gobierno, resulta patético al aludir a que esta ciudad es de "paz y concordia", en un momento trágico, cuando los hechos demuestran que se trata de unas palabras vacías por la contundencia de los episodios y la cruda realidad.
Los buenos propósitos del esfuerzo por esclarecer los crímenes hay que retrotraerlos a la necesaria prevención, al control policial exhaustivo y a los registros continuados en una zona convertida en un "ghetto" que requiere, no ya infraestructuras reclamadas en múltiples ocasiones por el vecindario (donde los políticos decaen pasadas las elecciones), sino un control estricto de la delincuencia hasta desterrarla evitando el sonido de las balas.
Que El Príncipe se convierta en un barrio donde los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado sean agredidos con extrema violencia y los policías salgan heridos de gravedad, supone traspasar una línea roja intolerable en un Estado de derecho que requiere restablecer con contundencia el imperio de la ley.
La alarma social que provocan estas secuencias de película no se corresponde con los datos oficiales que las estadísticas reflejan, pero estos hechos sangrientos no son meros factores numéricos empíricos, sino que entrañan mucho sufrimiento, consecuencias trágicas, familias destrozadas y muerte. Bien es verdad que el papel lo soporta todo pero llegados a este punto nos sentimos como Giacomo Leopardi: Me gustaría ver el infinito, pero este cielo oscuro, como el famoso seto, me impide hacerlo.

Vivas: "Esto de un partido localista, sinceramente, no sería bueno". Guerrero:...