En un contexto económico marcado por la incertidumbre, la inflación en España ha vuelto a aumentar en septiembre, encadenando así tres meses consecutivos de ascensos. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,2% en septiembre en comparación con el mes anterior, lo que elevó su tasa interanual en nueve décimas, alcanzando el 3,5%.
Este incremento en la inflación es especialmente significativo, ya que el país ha pasado más de un año con una inflación relativamente baja en comparación con otros países de la zona euro. Según el Ministerio de Asuntos Económicos, España ha sido uno de los países de la zona euro con menor inflación y mayor crecimiento durante este período.
La subida de la inflación se debe en gran parte al efecto base de los precios de la electricidad y los carburantes, que han experimentado un aumento significativo en comparación con el año anterior. Esta tendencia es especialmente notoria en un contexto inflacionario en toda Europa, lo que sitúa a España como uno de los países con menor inflación en la zona euro.
A pesar del encarecimiento de la electricidad y los combustibles, los datos muestran algunas variaciones en los precios de otros sectores. Por ejemplo, los paquetes turísticos disminuyeron sus precios en septiembre en comparación con el mismo mes del año anterior. Por otro lado, los precios del vestuario y el calzado subieron menos en la entrada de la temporada otoño-invierno en comparación con el año anterior.
La inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados ni productos energéticos, bajó tres décimas en septiembre, situándose en un 5,8%. Esta cifra es 2,3 puntos porcentuales más alta que el IPC general, lo que sugiere que, a pesar del aumento generalizado de los precios, algunos sectores experimentaron una disminución en la inflación.
En cuanto a los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas, su tasa interanual incrementó un 10,5%. A nivel mensual, el IPC subió un 0,2%, siendo impulsado por el encarecimiento de los carburantes, la electricidad y los alimentos, que repuntaron un 0,5% debido al encarecimiento de aceites y grasas, así como legumbres y hortalizas.
