El compromiso político no se demuestra con buenas palabras, que se llevan el viento, sino con medidas claras y concretas que deben ser incluidas en los Presupuestos Generales del Estado, la ley más importante que un gobierno promulga y que determina su acción política. La buena voluntad no es suficiente, y mucho menos los “buenísmos". Los españoles ya tuvimos una fatídica experiencia como consecuencia del paquete de medidas adoptadas por la izquierda vinculadas al tristemente conocido término “talante”, una expresión íntimamente relacionada con la mayor recesión económica de nuestra reciente historia democrática.
El Gobierno de Pedro Sánchez no solo no redactó, ni aprobó sus propios Presupuestos Generales del Estado, sino que hizo suyo los Presupuesto Generales elaborados el pasado año por el Partido Popular. Un texto que no solo no apoyo en sesión plenaria, sino que criticó con gran dureza. Unos Presupuestos que contemplan inversiones y proyectos para nuestra ciudad tan importantes como la reforma integral de la frontera y de la Nacional 352, la construcción de un nuevo instituto de Enseñanza Secundaria, de un centro de Educación Primaria o la finalización de las obras del nuevo Palacio de Justicia.
Pues bien, tres meses después de la moción de censura que llevo a Pedro Sánchez al palacio de la Moncloa y a Salvadora Mateos a la Plaza de los Reyes, poco o nada conocemos de unos proyectos valorados en más de 18 millones de euros. Una inversión millonaria que sin ninguna duda mejoraría la calidad de vida de todos los ceutíes a través de la prestación de unos servicios públicos tan esenciales como la Educación, la Sanidad o la Justicia. Y por supuesto, una inyección económica, en los próximos años, dirigida a beneficiar en gran medida a un debilitado tejido empresarial, y que incidiría directamente en la creación de empleo.
En definitiva, el Gobierno socialista de Pedro Sánchez y Salvadora Mateos ha dejado en el cajón proyectos importantes para nuestra ciudad, para los ceutíes, pues están ocupados y preocupados, junto a sus socios populistas, en la aprobación de los nuevos presupuestos obviando los compromisos adquiridos en el anterior. Sin ninguna duda, el Partido Socialista no tiene un proyecto de futuro para España, y mucho menos para nuestra ciudad, su gestión política se basa en la improvisación, imprecisión e incoherencias, solo acierta cuando rectifica, y desgraciadamente tiene que hacerlo a diario, y lo hace porque el Partido Popular le dice como debe hacerlo.