Mientras espero que Cifuentes dimita, no por englobar un currículo, ni tan siquiera por mentir y faltar el respeto a la educación pública y a miles de docentes y estudiantes, aunque ya esto hubiera sido un motivo más que suficiente para haber pedido perdón y abandonar la Presidencia de Madrid, sino dimitir por haber podido incurrir o participar en un delito, voy a romper una lanza a favor de Leticia Ortiz.
Llamadme rara o polémica, pero, un país donde se ataca más la actitud de Leticia, que no es más que la de una mujer independiente que ha tenido siempre las cosas claras, y que tiene capacidad para decidir cómo y cuándo, antes que las traiciones del Rey Juan Carlos a su mujer Doña Sofía, o sus recreaciones con la caza, por no hablar del caso Noos, demuestra que este país es demasiado machista para tener una Reina con personalidad propia.
¿Alguien se ha puesto a pensar por un momento que hubiera sido al revés? Que fuera la Reina emérita la que haya provocado esa reacción de Leticia y la que rompiera el protocolo. No. Leticia es sentenciada sin derecho a réplicas.
Pero yo no me voy a poner a analizar unas imágenes completamente exageradas, sesgadas y nada objetivas, que me importan bien poco. Lástima que esta estampa despierte más dureza, que otras tantas cosas permitidas a diario por la ciudadanía, también pagadas con nuestros impuestos.
Es inaudito que haya sido insultada hasta la saciedad en redes y en medios de comunicación, pitada al salir de un acto, y que le hayan llamado incluso "vaga" cuando es ella precisamente la que tiene una carrera y ha trabajado en el mundo del periodismo.
Parte de este país nunca va a perdonar a una plebeya. Desde el minuto cero que entró en la vida de Felipe ha sido analizada de una manera maliciosa, que si tiene anorexia, que si es divorciada, que si ha abortado, su estilo vistiendo, que si es demasiado progresista, que si es soberbia, confundiéndose ésta con la sumisión, cuando los únicos desplantes que he visto han sido los realizados públicamente por Don Juan Carlos a Doña Sofía. ¿ Acaso no nos acordamos cuando le levantó el bastón? El rey Juan Carlos, siendo aún jefe del Estado, protagonizó al menos dos graves desplantes a la reina Sofía sin que fuera objeto de todas las portadas.
Por cierto, sus cuñadas, esas que nunca han hablado de Urdangarín, lo han tenido que hacer de Leticia. ¡Hay que ver qué gesto más feo! Proteger a sus hijas del juego mediático y de las cámaras. Lo que se dijeron allí solo lo saben ellas, dejemos de convertir en un circo lo que vivimos a diario en nuestras casas, y dejemos de usar a los niños y a las niñas como marionetas a los antojos de los adultos. Esto nada tiene que ver con el respeto a los abuelos, no manipulemos más.
Y es que, este país es clasista hasta con la Monarquía, una Monarquía, vaya por delante, a la cual cada vez entiendo menos.