Primero periodista -cosa que nunca dejó de considerarse- y posteriormente escritor, Gabriel García Márquez fue uno de los ganadores más jóvenes del Premio Nobel de Literatura. El 'Gabo' agradece en las dedicatorias de algunas ediciones de "Cien Años de Soledad" -considerado como el mejor libro de la pasada centuria y uno de los mejores de la historia del castellano- una tierna e ilustrativa anécdotra relacionada con su mujer. "Siempre se las apañó para que tuviera 500 folios encima de la mesa. Nunca supe como lo hice, pero siempre tuve esos folios" mientras creaba esa obra maestra, ese gigante de la literatura.
Cuarenta años se cumplen en este 2022 desde que el padre del realismo mágico recibiera el Nobel. "No hace tanto tiempo, pero muchas cosas han cambiado" en el proceso de edición, de composición de un libro. "Ahora, cualquiera puede autoeditarse, pero a un precio más asequible que en el Siglo XIX o principios del Siglo XX donde había gente que pagaba por publicar", reflexiona Ezequiel Teodoro. Es periodista, escritor, y editor.
Sobre el proceso de edición habla en una conferencia celebrada en la Biblioteca Pública del Estado 'Adolfo Suárez'. "Ahora quien quiere puede publicar, se ha democratizado. Otra cosa es la calidad de los libros", sostiene, aunque admita que "siempre queda claro quien sabe escribir y quien no".
La edición del libro se enfrenta a dos enemigos en los últimos tiempos: los dispositivos electrónicos y la pandemia, que ha impedido la celebración de ferias que, a fin de cuentas, son el principal encuentro entre autores y público. De lo primero "es muy cómodo, hay que admitirlo, porque en un libro electrónico caben muchas publicaciones si se va a leer. Es cierto que si un libro se da a conocer, acaba venderse. A mi me pasó con 'El manuscrito de Avicena': apenas había vendido 200 copias cuando las descargas iban por millares".
De la pandemia "se ha notado, es obvio, pero también mucha gente aprovechó el tiempo libre para escribir. Gente con inquietudes literarias que en esos meses dio rienda suelta" a sus proyectos literarios, señala. Las librerías "sobreviven y lo harán, porque a la gente que le gusta leer literatura de verdad y no a influencers o estrellas de la televisión que aprovecha el momento siempre acudirán".
