A las 17.20, hora local, del 5 de marzo de 2013 y rodeado de varios miembros de su Gobierno y las Fuerzas Armadas, el vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, se dirigía a la nación para confirmar la muerte de Hugo Chávez. La ariasnavarresca escena certificaba la muerte de uno de los dirigentes políticos más odiados y admirados del arranque de siglo a nivel mundial. El propio Maduro se convertía en presidente del país, sosteniendo siempre que Chávez no había muerto víctima de un cáncer óseo con metástasis, sino de una conspiración internacional arbitrada por varios servicios secretos para acabar con la vida de quien llevaba presidiendo Venezuela desde finales del siglo XX.
Aquellas afirmaciones de Maduro (si: entre otras, las confesiones de Hugo Chávez reencarnado en un pájaro cantor) valen siete años después un premio literario a Manuel Gonzalo Sánchez González "Mago Sangó", militar ceutí que tras retirarse del servicio en activo se dedica en cuerpo y alma a su pasión: la literatura. "Operación Hispanic. Hay que matar al presidente" es el título del segundo libro de Sánchez, que recibe el Premio de la Crítica en Montefiore-Conca, una localidad ubicada en la provincia italiana de Emilia-Romaña. El galardón le será entregado el próximo 26 de septiembre, en un hermoso castillo que corona la localidad.
Sanchez se muestra "muy satisfecho por recibir un premio fuera de nuestras fronteras" por un relato "que protagoniza un joven nacido en Ceuta, y que pertenece a los servicios secretos españoles", siempre a partir de la teoría de Maduro. "A Chávez lo matan rociando sus vehículos con plutonio 10", desvela el escritor.
La trama también bucea en la Masonería y en uno de los momentos más delicados de la Transición española: el asesinato de varios abogados laboralistas en un despacho de la Calle Atocha, en Madrid, y en el que perece el ceutí Javier Sauquillo. Con este libro (editado por Europa Ediciones), Mago Sangó no se toma un descanso: está a punto de lanzar una trama sobre el célebre Oro de Moscú y prepara una trilogía sobre el desembarco de Abderramán I en la Península. Una provechosa, pues, manera de aprovechar el bien merecido tiempo de jubilación.
