A principios del siglo XX, José Juderías comenzaba a documentar la denominada 'leyenda negra española'. Una sucesión de documentos y actos enfocados a asociar maldad e hispanidad, a culpar a los españoles de todo lo que pudiera ser negativo. Aquello tenía un origen claro: Holanda. Los Países Bajos nunca terminaron de perdonar las humillantes derrotas sufridas por el ejército de Flandes frente a los Tercios españoles, mandados entonces por Fernando Álvarez de Pimentel. El primer Duque de Alba.
Siglos después de aquello, un descendiente de ese militar -cuyas estrategias siguen siendo dignas de estudio en las actuales academias militares de todo el mundo- también acude al encuentro de un Tercio. El que lleva el nombre del Duque de Alba, en el 103 aniversario de la Legión.
Cayetano Martínez de Irujo es la 'estrella mediática' en el aniversario del Tercio, en el acuartelamiento que lleva el nombre de su ilustre antecesor. Este jinete olímpico que rozó la medalla en Barcelona, este actor ocasional que dio vida al Duque de Wellington a las órdenes de Milos Forman, ese personaje habitual en la prensa rosa durante tantos años, acude a ver un acto en el que la Legión celebra sus ciento tres años de vida.
Hace fotos, se deja retratar, pero en su rostro se ve la admiración que le produce ver desfilar al Tercio. El duque de Arjona (Jaén) y conde de Salvatierra (Alava) se encuentra, en un rincón de Ceuta, con parte de su estirpe familiar. El descendiente de aquel Duque de Alba que fue pesadilla para generaciones de holandeses -para los niño de Países Bajos que se portaban mal era el equivalente a nuestro 'hombre del saco'- sale del cuartel que homenajea a su antepasado impregnado de lo que se llama espíritu legionario.
