Parecía la crónica de una muerte anunciada por Cassandra, la profetisa mítica, condenada a conocer el futuro sin poder cambiarlo. Se ha advertido por activa y por pasiva, el mal funcionamiento de la frontera, con esperas de incontables horas para poder cruzarla, tendría consecuencias. Consecuencias que ahora se hacen visibles con el anunciado cierre de Stradivarius en el Paseo del Revellín, que deja a 8 personas de camino a la cola del paro.
Muchas de las empresas locales y franquicias instaladas en la ciudad contaban con los clientes marroquíes que suponían un importante porcentaje de su volumen de ventas. Unos ingresos que desde el cierre de la frontera, el 13 de marzo de 2023, han desaparecido.
La instalación en el Tarajal de las nuevas infraestructuras, asfaltado, así como la prometida Frontera Inteligente, da una imagen muy mejorada al paso del Tarajal, aunque la realidad es diferente. A pesar de esta apariencia de normalidad y eficiencia, las noticias de colas y esperas son constantes, afectando tanto a ceutíes como a marroquíes que quieren llegar a Ceuta.
O querían, mejor dicho, puesto que muchos de estos potenciales clientes, han desistido de venir a Ceuta, tras tener que aguardar 3 o 4 horas en un coche, atrapados en la fila para acceder a nuestra ciudad. No es de extrañar que muchos marroquíes hayan pensado en ir a Málaga en lugar de venir aquí, puesto que prefieren "perder" unas horas en el barco para acceder a la capital de la costa del sol, que perder incluso más en la "larga marcha" hasta el paso fronterizo.
El mayor problema no es el cierre de Stradivarus - sin duda sí lo es para los trabajadores que pierden el empleo - sino que este punto no es final, sino "y seguido". El cierre de la tienda puede ser el primer chaparrón de una cascada "ceses" de otros negocios que se encuentran en una situación similar. Y esto, siguiendo la metáfora, nos mojará a todos.
El dinero, como la energía, sigue un ciclo, que se transforma en productos y servicios, que a su vez cambian de manos y nos llega a cada persona en algún momento. Cuando "se cierra el grifo" - sí, continúo con el símil- al final, la sequía afecta a todo el mundo.
A nadie sorprende que la frontera es uno de los pulmones económicos de una ciudad, que lleva demasiado tiempo aguantando la respiración y que está apunto de asfixiarse, ya que, aunque ahora se está realizando un esfuerzo por cambiar el modelo económico, si da sus frutos, tardará un tiempo en consolidarse, un tiempo que no tienen muchas empresas y muchos trabajadores.
Del paro en la ciudad, ¿qué decir ya que no sea vox pópuli? - del latín, no del partido - por eso tampoco sorprende que UGT intente por todos su medios impedir que los trabajadores, los 8 de Stradivarus en este momento - no engrosen las listas del desempleo.
UGT ha anunciado que va a exigir la reubicación de todo el personal y que además les mantengan sus condiciones de trabajo.
El sindicato asegura que va a luchar por conseguir al personal afectado nuevas vacantes que se ajusten a sus anteriores contratos y antigüedad, sin que por ello tengan que desplazarse a otros lugares de la Península.
"No podemos permitir que a los empleados que trabajan 40 horas se les ofrezcan contratos de 12 horas y fuera de Ceuta. No podemos permitir que se reduzcan horas y se ofrezcan más turnos de tarde y fines de semana. Reducciones de jornada que supongan una pérdida del poder adquisitivo entre otras cosas, y turnos que podrían suponer una menor conciliación de la vida laboral y familiar" subraya UGT.
El hecho de que haya 8 trabajadores afectados "no debe significar la extinción de esos contratos" dice el sindicato, que apunta que su prioridad es "la conservación de los puestos de trabajo y que podamos reubicar a los trabajadores, pero no a cualquier precio. Ya que el cierre de esta tienda se hace para rentabilizar más a la empresa y no porque haya perdidas".
Han fijado como objetivo el mantenimiento de los puestos de trabajo y sus condiciones ante cualquier cierre, recordando que, "así se ha conseguido en situaciones de cierre anteriores y seguiremos exigiendo que se haga en la actual".
Y esta es otra consecuencia de la situación fronteriza, la quiebra de la paz social. En nuestra montaña particular ya sonó hace tiempo el trueno del bloqueo fronterizo y ahora comenzamos a escuchar el trueno de la avalancha que llega, cubriendo de cierres y paro a la ciudad... si no se pone remedio.
