lunes. 29.04.2024

La gran sensación del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas fue "Los niños de los chirigoteros y los comparsistas que se las dan de artistas". La chirigota infantil de Francisco Javier Pino presentaba una formación de hijos de carnavaleros, con los tipos que defendieron sus padres. Sin embargo, las letras no estaban exentas de 'carga' hacia sus progenitores, a los que no dudaban en ridiculizar en algunas fases del repertorio. Es el caso, por ejemplo, de una cuarteta en la que dicen los pequeños chirigoteros "mi padre cree que es de la Viña, pero es de la Viña de Maestranza".

El barrio de la Viña en Cádiz, huelga decirlo, es el más carismático de la capital gaditana. No sólo por su arquitectura o su cercanía a determinados lugares emblemáticos como el Teatro Falla o la Playa de la Caleta sino por el carnaval, y por el sonido especialmente señero de sus chirigotas. El sello 'viñero' es un sinónimo de calidad, de añejo, de afinación.

Pero ¿a qué se referían esos jóvenes chirigoteros cuando troleaban a sus padres hablando de la Viña, pero de la Viña de Maestranza?. Pues que en el actual Edificio Larios, sede de entidades como el Colegio de Arquitectos de Ceuta, lo, unoa Asociación de Alzheimer o PROI existió hasta mediados de los 90 el Patio de la Viña.

Extensión del desaparecido Patio de la Viña/ Dani Hernández
Extensión del desaparecido Patio de la Viña/ Dani Hernández

Como en Cádiz, fue la proliferación de plantaciones de vid las que dio nombre al lugar, ubicado como el gaditano cerca de una playa. De hecho uno de los barrios ceutíes que más se podrían parecer por su configuración a la Viña gaditana, San Amaro, está prácticamente al lado de aquel patio. Y un parque al lado de ambos: el Genovés en el caso de la Viña, el de San Amaro en el del barrio ceutí "Hay que recordar que Ceuta, hasta hace apenas unas décadas, tenía un buen número de patios de vecinos repartidos por toda la ciudad", puntualiza el cronista oficial, José Luis Gómez Barceló. La Viña estuvo en pie hasta finales del pasado siglo, como decíamos. Era un síntoma más de tantas barriadas surgidas rápidamente al albur, primero, de la construcción del Puerto hace un siglo y posteriormente el boom comercial en el que vivió Ceuta hasta mediados de los años 80. Otro parecido entre San Amaro y la viña gaditana: los fuertes. Los castillos de San Sebastián y Santa Catalina mejor conservados -para verguenza ceutí-  que el Fortín de San Amaro.

Patios como "el Patio Morales, Centenero, que daban cobijo a familias humildes" y que no podían acceder a las mejores viviendas. Patios que proliferaron por toda la ciudad (Morales, Maeso, la Hebrea, De las moras....), y huertas de las que deja alguna pista el callejero: Huerta Téllez, Patio Páramo, Huerta Rufino... grandes extensiones de terreno vinculadas a una persona, y que sirvieron para construir barrios a su alrededor. Es el caso, también, de Villa Jovita, llamado así en honor a Jovita Casares, la niña nacida en la primera casa levantada en la zona o El Sardinero: cuando no había prácticamente nada levantado en la zona, un señor vendía sardinas al espeto, alcanzando rápida fama.

Antiguo Patio de la Viña/ Foto: RR SS (Grupo Amigos de los Patios de Ceuta)
Antiguo Patio de la Viña/ Foto: RR SS (Grupo Amigos de los Patios de Ceuta)

Hemos hablado de la restauración. Aquel Patio de la Viña, que comenzaba en Juan I de Portugal y acababa en Maestranza, también dejó huella entre los comensales ceuties. Los Faroles o, por supuesto, el Bar La Viña fueron algunos de los bares que resistieron casi hasta el final de la existencia del Patio de la Viña de Maestranza. Una viña en la que no duermen los  compases más clásicos del pasodoble gaditano, "el que levanta el vello a los niños y viejos", pero de la que sale curiosamente la gran cabalgata del carnaval de cada año....

Cuando Ceuta también tuvo su Viña