La Plaza Nelson Mandela ha albergado esta tarde el primer concurso de dulces navideños organizados por el Consejo de Hermandades y Cofradías. Un concurso que ha tenido como ganador al trabajio presentado por la Hermandad del Medinaceli, seguido del trabajo elaborado por la Hermandad de la Buena Muerte. Según explicaba el vicepresidente del Consejo, José Rodríguez Agüera, "se trata del primer año y el premio es simbólico, como es un diploma acreditativo" de haber ganado.
Los dulces, la verdad, tenían una pinta exquisita. De hecho el jurado "lo ha tenido bastante complicado", admitió Rodríguez Agüera, antes de concretar que no es el último concurso que organiza el Consejo estas navidades. "En los próximos días, vamos a visitar los distintos belenes, y en un par de fechas, adelantaremos los ganadores", explicó. Señaló también que "ha habido entidades que nos han pedido participar en este concurso, pero no hemos podido hacerlo por carecer de infraestructuras", admitió.
Y tras las navidades, llegará el turno de preparar la próxima Semana Santa. Una de las notas características de la llegada de la Semana Mayor suele producirse en las primeras semanas del año, con la entrega de guardas al pregonero. El acto tiene su liturgia: el pregonero de la Semana Santa anterior entrega al del año siguiente las guardas -una carpeta- para guardar el texto con el que pregonará la Semana Santa. Es tradición, además, que el pregonero entrante reciba las guardas en su propio domicilio.
¿Quien será el pregonero de este año?. No se sabe, pero si se sigue a rajatabla el protocolo explicado en el párrafo anterior, Jesús Blanco tendrá que desplazarse a la Península. A Sevilla. Ahí reside el pregonero. "Es una persona residente ahí, que conoce perfectamente Ceuta y el mundo de nuestras hermandades y con experiencia dando pregones". De sus respuestas se deduce que no es Alberto García, el pregonero del VI Centenario de la Virgen de África, puesto que "no ha dado ningún pregón en Ceuta". De la incógnita saldremos,, pues, a vueltas de año nuevo. Pero una cosa está clara: "será un pregón de altura" y los dulces del concurso, demostrado queda, tienen una pinta sobresaliente.
