lunes. 29.04.2024
SALAZONES

¿Un Plan de Empleo para salvar una tradición milenaria?

La temporada veraniega, en Ceuta, trae consigo la venta del salazón. Una tradición entrañable, que pertenece al acervo común de miles de ceutíes, pero que está a punto de desaparecer: no hay relevo generacional, para lo que los maestros proponen formar a los jóvenes a través de un programa del Plan de Empleo.
Las volaeras, en serio peligro de desaparecer ante la falta de relevo generacional/ Dani Hernández
Las volaeras, en serio peligro de desaparecer ante la falta de relevo generacional/ Dani Hernández

Como cantaba Patxi Andión, a Rafael Pérez 'Fay' parece que le parieron mar adentro. "Llevo toda la vida en la mar, desde los doce años", nos dice mientras sigue con su labor. Pertrechado con un viejo cuchillo, de aquellos de mango amarillo que fueron habituales en las cocinas de hace unos años y ahora se acercan a la condición de reliquias de museo, sigue limpiando volaores para envasarlos. Su última inversión es una pequeña máquina, de apenas unos centímetros que permite envasar al vacío 'volaores' de cuatro en cuatro. "Están muy bien para que la gente se los lleve en un bolso, al pasar por la aduana de Algeciras. Otra cosa es que tu vayas en tu coche y lo metas ahí, que no tiene porque verlo nadie" nos comenta. "Eso es un encargo que nos ha hecho un señor, que ya ha pagado, y aprovecho estas horas antes de que empiece el jaleo para prepararlo".

Volalores al vacío/ Dani Hernández
Volalores al vacío/ Dani Hernández

No nos explica en qué consiste el jaleo, pero deducimos que es la hora en la que en el Chorrillo no se sabe si aprieta más el calor que el hambre o la sed. Las volaeras "unas dos o tres personas por cada una, más gente que nos ayuda" siempre están por ahí. "Llevo cinco meses aquí. El día en que vuelva a mi casa, ni me acuerdo de donde estoy ni de donde están mis cosas", nos dice entre risas.

Un hombre 'descabeza' volaores/ Dani Hernández
Un hombre 'descabeza' volaores/ Dani Hernández

El es el presidente de los maestros salazoneros. Uno más de una larga e ilustre nombre de apellidos o apodos -Camarón, De Marcos, León...- que siguen perpetuando una tradición tan antigua casi tan antigua como la propia ciudad. En la Basílica Tardorromana, por ejemplo, puede apreciarse una embarcación fenicia que servía para transportar el pescado en la sal y así tener garantizado el suministro para meses y meses de navegación; parte de los impuestos con los que Roma pagó el imponente coliseo que el gran Imperio legó a la eternidad se pagó -según algunas tesis; a ver de donde sacamos ahora la factura- con ,los tributos que la pesca y el salazón dejaban en Septem Frates. Siete Hermanas. Septem, Septa, Ceuta.... En efecto: el salazón es tan antiguo como el propio nombre de la ciudad.

Pero lejos de la historia, lejos de Nerón, queda un arte que languidece. "Hace poco fuimos a esperar al presidente de la Ciudad a la puerta de su casa para explicarles nuestra situación. El pescado se ha encarecido, cada pieza nos cuesta 14 o 15 euros y apenas sale rentable esto". De cada pieza sacan dos o tres lomos "que luego vendemos a cinco euros. Pero claro, no es el pescado solo: es salarlo, es cortarle la cabeza, es prepararlo, es tenerlo perfectamente cuidado. Y cuidado: las multinacionales -señala, por ejemplo, a cierto supermercado de origen alemán- te cobran las bolsas, pero aquí las regalamos. Claro que nos cuesta el dinero", explica.

Un cliente observa el `pescado en las volaeras/ Dani Hernández
Un cliente observa el `pescado en las volaeras/ Dani Hernández

El lleva a pie de 'volaera' "treinta años y no me quejo. Yo tenía mi barquito -señala con orgullo una réplica de su pesquero- pero empezó a haber problemas con Marruecos y la Seguridad Social y tuve que dejar el barco". Del pesquero y una impagable anécdota digna del mejor Berlanga hablaremos en próximos días...

Varios volaores, secándose/ Dani Hernández
Varios volaores, secándose/ Dani Hernández

Pero ¿tiene futuro esto?. Suspira. "Yo creo que no. En el momento en que los que estemos aquí no podamos más o fallezcamos, esto se pierde. No hay juventud", nos dice. "Yo quería que trajeran a chavales un par de horas, que les diésemos nosotros algún dinero, otro tanto el SEPE y formarles: enseñarles a salar, a cortar, a envasar"... "Un Plan de Empleo", apunta un espontáneo. "Eso: un Plan de Empleo. A veces los ves que están mirando el móvil, porque no tienen otra cosa que hacer, y esto sería una buena alternativa", explica. Mientras, sigue esperando la ansiada reforma de la explanada de Juan XXIII, tantas veces anunciada. "Pero eso, enseñar a los chavales sería salvar esto", insiste..

¿Un Plan de Empleo para salvar una tradición milenaria?