Al igual que hablábamos hace bien poco de las series británicas, las escandinavas forman ya todo un género propio, normalmente policial, con ambientación oscura y crímenes truculentos, menos dada a las concesiones que las produciones estadounidenses, y de eficaz resultado en el gran público. Normalmente suelen ser trabajos derivados de un libro previo, también marca de la casa. Estos nórdicos y sus traumas saben explotar el filón en el mundo del entretenimiento, es una evidencia que a nadie escapa.
El caso Hartung es un ejemplo más de cómo afloran las series de este tipo, en este caso de producción danesa, en la que hay asesinatos en serie y dos policías (ambiciosa ella, de rebote él) que investigan con la extraña pista de una figurita hecha con castañas que aparece en cada escena del crimen. Y el caso es que no por haber visto series similares deja de tener el claro interés de la intriga bien hecha.
Empieza la trama con un primer capítulo (de un total de 6) más que interesante que ya atrapará desde el comienzo el interés de aquellos que se atrevan, cada vez más, a poner una serie noir danesa. Porque resulta un hecho que los prejuicios se diluyen con la globalización, y se acaba haciendo caso a la recomendación el amigo o el vecino que a un primer instinto de no ver algo que pueda sacarnos de aquello a lo que estamos acostumbrados. La atmósfera es genial y el caso es absolutamente fascinante desde el principio, que nos plantea a una de las protagonistas implicadas en el embrollo, demás, con lazos políticos (también muy nórdico eso), lo cual añade una dimensión extra mediática al asunto. El argumento que hay detrás del misterio, además, plantea algún que otro material de debate sobre la familia, la infancia, y quizá más que no deben ser desvelados a aquellos que aún no han tenido la oportunidad del visionado.
La plataforma en streaming que le da difusión en España es Netflix, especializada en este tipo de producto y que presume de ser de las que mayores éxitos ha logrado con ellos.
Así que, ya saben, si son de esos que ven temporadas de series en un fin de semana, este es un buen plan, puesto que, al ser algo intrincada, no se olvidarán de detalles importantes. También recomendables para los “grinch” que en épocas navideñas como la que se nos avecina, tienden a dedicar su tiempo libre a ver justo lo contrario a lo que los medios nos da a paletadas, y prefieren ir a contracorriente del espíritu amable que toca por estas fechas.
JUAN CARRASCO DE LAS HERAS → [email protected]