sábado. 04.05.2024

¿Cuándo votamos?

A Pedro Sánchez se le ha puesto cara de Alfonso Guerra, por aquello de la amarga victoria y de la dulce derrota. El presidente demuestra, filias o fobias apartes, que es el último superviviente nato de la política española. Sánchez no solo vuelve a demostrar que tiene más vidas que un gato; ahora coloca la pelota en el tejado de un PP al que la última semana de campaña se le ha hecho eterna. No se si a Feijóo le gustará tanto el ciclismo como a Mariano Rajoy, pero si no es así el último gallego en presidir España le podría explicar en que consiste una pájara. La que ha sufrido el ex presidente de la Xunta en los días previos a la cita con las urnas más calurosa que se recuerda.

La ecuación no es sencilla: o alguien se inmola, y no están los tiempos ni las redes  sociales como para eso, o España está condenada a votar de nuevo en unos meses o a un panorama absolutamente ingobernable. Puigdemont, el prófugo -exiliados eran aquellos a los que cantaba Juan Valderrama; este ni siquiera tuvo la gallardía de dar la cara ante un juez y asumir las consecuencias que si hay que reconocer a Oriol Junqueras o Raul Romeva- pone como condición pone ahora para facilitar cualquier Gobierno su propia salvación judicial y un referéndum en Cataluña. Seamos realistas: pidamos lo imposible, decía aquel; casualmente hoy ha sido detenida Clara Ponsatí y la Fiscalía se ha acordado de que el ex alcalde de Girona está huido, por lo que ha pedido  al Supremo que active la orden de detención. Precisamente hoy: casualidad, no malpiensen. Me temo que la suma con la Barbie Proletaria no va a ser suficiente.

En el PP, los números no cuadran. La suma con VOX, Coalición Canaria y UPN les dejaría a tiro de piedra. Pero ¡ Vaya piedra!: el PNV. Un partido debilitado en las urnas, en las que Bildu les supera con claridad y atenazado por la posiblidad de salir de Ajuria Enea para dejarle el Gobierno a Otegi. Que a el no le gustará que se lo recordemos, porque con los años se nos ha vuelto el hombre sensible, pero al que muchos nunca dejaremos de ver como el secuestrador de Javier Rupérez o el tipo que pasaba las últimas horas de Miguel Ángel Blanco tranquilamente en la playa. Creo que un playa cántabra, además.

Ahora empieza el juego de la sutileza, y de la interpretación de las palabras. El PNV no estaría dispuesto, repite hasta la saciedad, a facilitar un Gobierno de PP + VOX. Pero ¿un acuerdo de mínimos que dejase a los de Abascal sin asientos en el Consejo de Ministros para facilitar una investidura de Feijóo?. Dejo ahí esa pregunta, porque tampoco tengo claro que en este contexto, a VOX le interese estar en el Ejecutivo. Una cosa es una Consejería en Extremadura y otra muy distinta tres o cuatro ministerios. No ha sido la mejor noche electoral para ese partido, pero tampoco es el peor de los escenarios. Sobre todo teniendo en cuenta que desde los sucesos de Francia hace unas semanas, a Marine Le Pen el Elíseo le queda más cerca que nunca. Ya saben aquello de que el resfriado francés es la pulmonía europea. La jugada de facilitar el desalojo de Sánchez y achicharrar al PP dejándoles un Gobierno en franca minoría puede saber a poco en el corto, pero serles muy rentables en el medio o largo plazo. Llegados a este punto: soy de los pocos seres humanos a este lado de la línea de Ecuador que no ha visto Juego de Tronos. Agradecería, profundamente, que alguien me explicase porque la serie anoche fue 'TT' tras la visión de una chaqueta roja...

Claro está, que siempre queda la otra opción. La de la gran coalición. Ahora puede ser el momento: PP y PSOE están prácticamente en situación de empate técnico, y lo que está claro es que el sistema ya da poco mas de si. Teniendo en cuenta que Úrsula debe estar hasta el mismísimo Vonderleyen de poner pasta en España para que aquí no nos pongamos de acuerdo, me huelo que esto no solo se va a cocer en Madrid, sino en Bruselas o La Haya. Obviamente, Feijóo no es Aldo Moro ni Sanchez es Berlinguer; ninguno parece de acuerdo en un compromiso histórico que desbloquee el país, aunque el de nuestros hermanos italianos acabase con el primero con cuarenta balazos en un maletero y el segundo pellizcando cristales y desacretidado para los restos. Pero, y ojalá me equivoque, no les veo talla como para sentarse, pactar cuatro o cinco reformas fundamentales y evitar la vergüenza de repetir más las Elecciones que el pepino en el gazpacho.

En conclusión, y deseando equivocarme, ¿cuándo dicen que votamos de nuevo?.

¿Cuándo votamos?