sábado. 27.04.2024

Sánchez, Ceuta, Melilla y el Sáhara

En la Conferencia de Descolonización de 1962, España admitió que seguía teniendo cuatro territorios pendientes de dejar a su suerte: Fernando Poo, Rio Muni, Guinea Ecuatorial y Sáhara Occidental. Los tribunales internacionales han rechazado en muchísimas ocasiones la ampliación de un territorio por proximidad. Ser un enclave es estar aislado por cualquier medio del resto del país al que se pertenece: no es el caso de Ceuta y Melilla, puesto que hasta Algeciras y Málaga hablamos de aguas de soberanía española. Y la Constitución Española de 1978 menciona expresamente -gracias al trabajo de hombres como García-Margallo, conste- a las dos ciudades autónomas en su condición de territorios que podrán alcanzar algún día un régimen igual que el resto de comunidades autónomas. Es la célebre Transitoria V de la misma Carta Magna, aún vigente,  que recoge que España es un estado indivisible.

 

A todo esto, Ceuta ha recibido en una ocasión la visita de los Reyes de España, el 5 de noviembre de 2007 -ya va tocando, Felipe, dicho sea de paso- y con la de mañana de Sánchez serán cuatro las visitas de presidentes del Gobierno: Suárez, en diciembre de 1980, Rodríguez Zapatero en enero de 2006 y el propio Sánchez en mayo del pasado año. Aznar y Rajoy vinieron siendo presidentes, pero a actos de partido en 2000, 2004 y 2015.

 

Ceuta, como autonomía, participa en foros nacionales como la Conferencia de Presidentes Autonómicos celebrada recientemente en La Palma. Y por cierto: si ya vamos a ser todos felices y con Marruecos vamos a tener más amor que en La Casa de la Pradera, creo que va siendo hora de ofrecer Ceuta o Melilla como sede de una de estas Conferencias.

 

Largo estas parrafadas porque ha sido anunciarse que Pedro Sánchez visita mañana Ceuta -a todos los efectos, como si visitase Valladolid- y empezar a proliferar el discurso del miedo. Que si viene a entregarnos. Que si viene a hacerse la foto para luego darle las llaves a Marruecos. Y todo esto, además, por gente de apellidos castellanos y más españoles que la tortilla de patatas.

 

Sánchez nos puede gustar más o menos, pero es el presidente del Gobierno. Y si nadie en Badajoz se echa a temblar con el futuro de Olivenza cuando visita Extremadura ¿por qué hacerlo nosotros cuando visita nuestras dos ciudades?. No se que traerá en el zurrón: me da la impresión de que mucho ruido y pocas nueces. Pero el presidente del Gobierno, la segunda autoridad del Estado, estará mañana en Ceuta. Y es algo que debemos ver con la misma naturalidad que si visita Valencia.

 

Si, el mismo Sánchez que se apoya en Bildu, cuyo Gobierno considera que cualquier discrepancia es síntoma de pertenecer a la extrema derecha, que comparó con Le Pen al mismo Torra al que luego indultó, que nos decía que todo iba a salir bien cuando estaban muriendo centenares, que llega tarde para evitar la paralización del país a unas rebajas en la energía que ya han adoptado otros países europeos... Pero el presidente del Gobierno, la segunda autoridad del Estado. Por tanto, una buena noticia. Y valgan estas últimas palabras por si el día de mañana el presidente se llama Alberto Núñez Feijoó o Santiago Abascal Conde. En ambos casos, y si es con carácter oficial, vendrá mi presidente.

 

¿Tiene Ceuta futuro?. Por supuesto. ¿De qué color?. Del que queramos los ceutíes: esta ciudad debe explicarse muy bien, y mucho, dentro pero sobre todo fuera de nuestros dominios locales. Pero si queremos que algún día este sea un sitio dinámico, los primeros que debemos superar determinados complejos somos los propios ceutíes. Si nosotros mismos no tenemos confianza, o mostramos dudas sobre lo que somos ¿qué vamos a esperar de los demás?.

 

No juguemos con las cosas de comer. Al presidente del Gobierno -y en tal condición, me encantaría trasladarle una lista de peticiones  para Ceuta tan grande como los Episodios Nacionales-,  bienvenido. Al candidato Sánchez, ya veré lo que le deseo en las urnas...

 

 

Sánchez, Ceuta, Melilla y el Sáhara