lunes. 29.04.2024

Pedro Sánchez ha sido investido esta mañana con la confianza del Congreso de los Diputados para ser presidente del Gobierno. El secretario general del PSOE, primero en lograr la confianza mayoritaria de la Cámara sin ser el candidato más votado en unas Elecciones Generales, seguirá siendo el séptimo presidente desde la democracia. Por regiones, y yendo a la historia, Madrid es la autonomía más representada puesto que tres de los presidentes -el propio Sánchez, además de Calvo-Sotelo y Aznar- nacieron en la capital del Reino. Luego, Castilla y León, con dos. Adolfo Suárez nació en la localidad abulense de Cebreros y José Luis Rodríguez Zapatero lo hizo en Valladolid. Las otras dos autonomías que han sentado a un hijo suyo en Moncloa desde el final del franquismo son Andalucía, con el sevillano Felipe González, y Galicia, en la persona de Mariano Rajoy, natural de Santiago de Compostela.

Pedro Sánchez durante su intervención en el debate de investidura / Congreso.es
Pedro Sánchez durante su intervención en el debate de investidura / Congreso.es

Ceuta no ha tenido ningún hijo suyo como presidente en este periodo democrático, aunque si  cargos de relativa importancia. La fallecida Carmen Cerdeira fue jefa de Gabinete del ex ministro Belloch, y Adolfo Hernández Lafuente , distintos cargos como director general en Ministerios de la 'era González. En cuanto a los ministros, también los hemos tenido. En concreto, dos: Felix Alvarez-Arenas, del Ejército, en el primer Gobierno de Adolfo Suárez y Manuel Chaves, que fue ministro con dos presidentes. Con Felipe González fue titular de Trabajo y con Rodríguez  Zapatero. Chaves llegó a ser no solo ministro de Política Territorial con Zapatero, sino incluso vicepresidente del Gobierno.

Adolfo Hernández Lafuente, durante la presentación de un libro / Archivo
Adolfo Hernández Lafuente, durante la presentación de un libro / Archivo

Con el antecedente de Chaves, podríamos entender que es el cargo de mayor responsabilidad que un ceutí de nacimiento haya ocupado nunca. Pero caeríamos en un error. Porque, aunque fuera durante unos meses y de modo interino, un ceutí figura entre los antecesores de Sánchez. Para encontrar a este paisano dirigiendo el Gobierno de España tenemos que remontarnos al año 38... del siglo XIX.

Se llamaba Isidro de Alaix y Fábregas. Fue un destacado general en la guerra civil de aquel siglo, como fue el primero de los dos enfrentamientos armados entre carlistas y liberales por el trono de España. Alaix tomó parte del bando liberal, infringiendo duras derrotas en el plano militar a los carlistas. Desde el punto de vista castrense, su mayor hito en aquel conflicto es la Batalla de Villlarobledo. Ante el avance de la denominada 'Expedición Gómez', los mandos liberales le mandaron hacer frente, y en la localidad manchega infringió una dura derrota al adversario. Hizo, además, 1.500 prisioneros en aquel combate, siguiendo además al general Miguel Gómez Damas por Andalucía. Tras esta victoria, sus méritos trascendieron de lo militar y pasaron al plano de lo político. Las  tropas carlistas regresaron al País Vasco y Navarra, región de la que Alaix sería nombrado virrey. No se limitó al plano administrativo, sino que participó junto a Espartero en varias batallas en aquella parte del país en las que resultó herido.

Alaix es nombrado ministro de la Guerra en 1838, siendo ministro con dos presidentes: el duque de Frías, separado del cargo al fracasar sus negociaciones con los carlistas, y Evaristo Perez de Castro. Entre diciembre de 1838 y febrero de 1839, Alaix preside de modo interino el Gobierno de España, como hombre puente entre el presidente saliente y el entrante. En ese periodo breve, sin embargo, dejó muestras de una férrea voluntad de acabar con la guerra en varios debates parlamentarios. La his toria le reservó el papel de lector del Abrazo de Vergara ante el Congreso, por el que se ponía fin a la contienda en el País Vasco.

Poco a poco, se retira de la esfera pública. En 1847 pide permiso para trasladarse a algún lugar de Andalucía, preferentemente Málaga o Granada, con el fin de restablecerse de sus heridas y ponerse pronto "a disposición del Reino de España". Sin embargo, su enfrentamiento con el general Narváez, presidente del Gobierno, deriva en un destino distinto: a Plasencia y en un plazo de doce horas. Algo que el ceutí entendió como una afrenta, dado su historial de servicios a la corona. No se calló, y buena parte de las crónicas periodísticas de la época se basan en los 'desahogos' que, en forma de cartas a la Reina, protagonizaba el también conde de Vergara y vizconde de Villarrobledo. La Real Academia de la Historia destaca una, que merece leerse íntegramente: "“Y no es, Señora, que el exponente no tenga hondas convicciones acerca del sistema político y administrativo que más conviene a su desventurado país, sino que no ha querido asociarse a los medios empleados en los períodos citados para darles a conocer y desarrollarles, y ha reprobado en el fondo de su alma y de su retiro estos mismos medios, pudiendo decir en alta voz que ningún partido político, ninguna bandería ni nadie está autorizado para tomar su nombre ni para contar con su espada más que su Reina y la independencia de su patria”.Tras el fallecimiento de su esposa, su propia muerte le llega sin descendencia en 1853. Lo hace en Madrid, 64 años después de nacer en el seno de una humilde familia en Ceuta.

Un ceutí entre los antecesores de Pedro Sánchez