Cuentan los tópicos, basados en la vida misma, que no hay nada más puro ni directo al mismo tiempo que la mirada o la pregunta de un niño. Y esa pregunta de una niña, "abuelo ¿por qué me llamo África?", ha servido como hilo conductor de una brillante gala de inauguración del Encuentro Nacional de Jóvenes Cofrades, celebrado en el Patio de Armas de las Murallas Reales.
La historia es muy sencilla: la niña, Cayetana Ayala, pregunta a su abuelo, interpretado por Jorge López, por el motivo de su nombre tras que algunos niños se mofen de ella por tener nombre de continente. A partir de ahí, un audiovisual nos retrotrae a Oporto, a los años en que nace Enrique el Navegante, la Tomada de Ceuta y la llegada de la Virgen de África a Ceuta.
La llegada de la imagen de la patrona es recreada, con personal ataviado con trajes de época, caballos y una pequeña réplica de Santa María de África. Luego la niña pregunta por las distintas imágenes que procesionan en nuestra ciudad, lo que da lugar a nombrar a todas las Cofradías, tanto de Penitencia como de Gloria, que forman el Consejo de Hermandades.
Esa es, digamos, la parte lúdica, más artística. En la de los discursos, se nota cierta tensión aliviada al ver que todo sale bien. No puede evitar las lágrimas el presidente del Consejo de Hermandades, Jesús Bollit, al hablar de sus tres grandes amores: sus padres, su mujer y Ceuta. El vicario general, Francisco Fernandez Alcedo, muestra el empuje y el valor de las cofradías en el primer discurso de la noche. En un mensaje grabado -se encuentra fuera de Ceuta- el presidente de la Ciudad, Juan Vivas da la bienvenida a los asistentes con una crítica al materialismo: "estamos en un mundo donde tanto tienes, tanto vales, pero aquí hay gente que prefiere ser que parecer". Javier Alonso, presidente del JOHC destaca la buena acogida, que sea la primera vez que se celebra fuera de la Península y anima a las dos ciudades candidatas a tomar el relevo, León y Lorca, a "ofrecer más que a competir". Carlos Orozco, presidente del Comité Organizador del JOHC, destaca el gran trabajo realizado por la Comisión encargada de preparar el acto.
Un acto que concluye, valga el simil olímpico, con la llegada del fuego. En este caso es una lámpara que se custodiará en Ceuta hasta entregarla el próximo año a Lorca o León. Es el momento de mayor euforia de la noche: los miembros del Comité Organizador lloran, se abrazan, cantan el himno del Encuentro y se nota la satisfacción del deber -casi- cumplido.
Y flota en el ambiente que Ceuta aprueba, de momento, con nota en el Encuentro. Lorca o León, ya lo vaticinaba Javier Alonso, tendrán un listón alto. El domingo, la decisión final.
