lunes. 06.05.2024

Seamos sinceros: todos lo hemos dicho alguna vez en la vida. Tras una discusión sentimental, laboral, familiar o del calado que quieran,  tras cualquier contingencia, en algún momento hemos tenido la tentación de irnos "al fin del mundo, donde nadie nos encuentre, a una isla perdida en mitad de ninguna parte". Dicho lo cual, y hecho el correspondiente ejercicio de sinceridad, entremos en materia: ese lugar donde nadie iría a buscarnos, existe. Y está habitado.

Se llama Tristán Da Cunha, y pese a que es una isla con nombre portugués -de hecho, aquel fue su descubridor: no se calentó mucho los sesos a la hora de nombrarla- forma parte del Imperio británico. Depende administrativamente de la Isla de Santa Elena pero, ojo, está separada de esta por ... 2.173 kilómetros. Ello la convierte en el lugar habitado más remoto del mundo, como oficialmente consta en el Libro Guinnes de los Récords.

Podríamos pensar en que no hay nada que no solucione una pista de aterrizaje y una modesta torre de control. Cosa que es cierta, solo que en Tristán Da Cunha no existe. Solo hay un barco con cierta regularidad,que enlaza la isla con el resto del mundo. Desde Ciudad El Cabo, Sudáfrica, con unos cinco días de trayecto de ida y otros tantos de vuelta. De hecho, una cosa más de las curiosidades del sitio es que la administra un funcionario de la Corona británica, cuyo mandato trienial acaba cuando llega uno de los barcos más esperados: el que a finales de cada año surte a la isla de bienes y provisiones para aproximadamente un año. También llegan, aunque no siempre desembarcan, algunos barcos argentinos con turistas que vienen de ver el Polo Sur.

La capital y único centro urbano es Edimburgo de Los Siete Mares, llamada así en homenaje a Alfredo, Duque de Edimburgo, que recorriendo las colonias británicas de Ultramar se dejó caer por ahí en 1867. Ahí viven sus 273 habitantes, divididos todos entre ocho familias (abrimos la veda para chistes de primos) que son propietarios de la tierra a partes iguales y que no admiten a nadie más. Principalmente, viven de la langosta y del comercio de sellos. Tienen una escuela, un pequeño hospital y una televisión que informa de la vibrante actualidad de la isla en informativos grabados tres veces a la semana. Con internet se llevan regular, por si le quieren echar un vistazo: los primeros teléfonos llegaron al sitio en 2001, y la red de redes lo hizo en 2007.

El momento más crítico de la isla llegó a finales de la II Guerra Mundial, cuando la Armada británica la usó como base para monitorizar los lposibles movimientos de submarinos nazis, y veinte años mas tarde. Estallaba el volcán Queen Mary, y sus habitantes fueron trasladados a las Islas Británicas durante doss años. Muchos no volvieron: les sorprendió y mató un virus desconocido para sus sistemas inmunológicos: la gripe. Pese a su aislamiento, mantienen algunas costumbres muy británicas.  Obviamente, la taberna, al margen del campo de golf, pista de tenis, campo de fútbol y piscina.

En Tristan Da Cunha se han fijado algunos de los autores de libros de viaje más reputados de todos los tiempos. Concretamente, Julio Verne, Edgar Allan Poe o  Emilio Salgari, que las mencionan como escenario de algunas de las aventuras de sus personajes. Por cierto: el punto más alto de la isla es la Punta de Queen Mary. De la isla principal: hay otros islotes, algunos de los cuales reciben nombres como el de "La inaccesible" por los propios lugareños. Así será...

El sitio al que todos hemos querido ir, al menos, una vez en la vida existe