Ya lo decía Ortega y Gasset, “Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión”. Y así lo hago saber cada vez que termina mi firma semanal en la ser: “ Y recuerda, tus principios no tienen precio”.
El PSOE debe de mantener una posición lineal y acorde a lo que siempre hemos sido. El PSOE no es un lema, el PSOE es una acción, un hecho, una historia, un sentimiento. Sé que, con la situación tan delicada que estamos viviendo en estos momentos, no hay lugar para hacer un arrebato de la frase “Ahora, tu país”, sobre todo porque es tiempo de unidad, confianza y apoyo a los valores democráticos, unos valores que indudablemente están en juego.
Pero es impensable que, a la vez que recapacitaba sobre el hecho de que ya era hora de que “ el nuevo PSOE”, como así se han definido quienes han creído liderar la verdadera izquierda, mientras nos llamaban traidores o fachas a quienes no pensábamos igual, reconsidere la responsabilidad de Estado, me inunde un sentimiento de impotencia y de rabia por todo lo sufrido durante la segunda investidura, cuando los que estábamos por la abstención creíamos en eso mismo que los del “no es no” enaltecen ahora, primero España, luego el partido, por ultimo uno mismo.
Que Pedro Sánchez haga suya la frase de “Ahora, tu país” me indigna sobradamente. ¿Ahora? ¿Antes no, Pedro?
Creo que la historia de este partido, más que centenario, le queda demasiado grande a quienes experimentan mediante Marketing de publicidad y no de responsabilidad. A quienes prefieren manipular una verdad, antes que arriesgarse a la derrota. Porque no hay duda de que tergiversaron una verdad, para ganar unas primarias, y ahora han vuelto al sitio donde muchos y muchas nunca nos movimos.
Únicamente espero que sigamos estando a la altura y que jamás volvamos a hundir a un compañero o a una compañera, por no pensar igual. Que volvamos a valorar a nuestros líderes territoriales, que le demos peso a los órganos de representación, y que las ideas de las consultas, no siempre acertadas, no se conviertan nunca más en el pase de llegada, para luego nunca más mencionarlas.
Eso sí, a veces hay que hacer un gesto interno y dejar de negar la evidencia, esa que da la experiencia y el sutil relato de lo ingenuo. Y mi ingenuidad me da por rechazar sobradamente una subida de la cuota anual, mientras mis representantes federales en la ejecutiva mantienen unos sueldos desorbitados. Pedro, la militancia te llevó al éxito, ahora no responsabilices a esta misma militancia de las pérdidas económicas. ¿ Te acuerdas cuando criticábamos a Rajoy por hacer que la ciudadanía sufriera los recortes, para así poder salir de la crisis? Sacrificio nos pedían, mientras Mato paseaba en un jaguar que nunca vio.
Así no. Valora tu triunfo y haz de este PSOE el orgullo de cualquier obrero, de cualquier socialista.
Primero España, siempre las personas, nunca tú.