María Jiménez ha muerto. Lo ha hecho esta madrugada,a los 73 años de edad. La carismástica cantante sevillana ha fallecido tras varios años en los que su salud había dado algún que otro susto, que incluso estuvo a punto de costarle la vida hace un par de años. Con María Jiménez la canción y la música española pierden uno de sus personajes mas emblemáticos.
Porque María era garra y coraje: tanto encima de un escenario como en la vida real. Tuvo que sobreponerse a la peor pesadilla que pueda imaginar cualquier persona con hijos: sobrevivir a una de ellas, Rocío, fallecida en los 80 en un accidente de tráfico. Pero también a una compleja vida sentimental, junto al actor Pepe Sancho, muerto en 2015. Con el se casó hasta en dos ocasiones, con un divorcio de por medio, para mantener una relación tóxica, llena de episodios de malos tratos.
María Jiménez, la misma que reconocía que en sus inicios tuvo que claudicar a según qué compañías para sobrevivir, la que puso voz a los 70 y 80, renació una y mil veces como el Ave Fénix. Cuando parecía que pertenecía definitivamente al pasado musical, emergió a principios de siglo con una rareza, "La lista de la compra", junto a 'La Cabra Mecánica', que la volvió a convertir en reina de las discotecas treinta años después de sus primeros éxitos. A partir de ahí, solo la salud la bajó de un escenario que llenaba por muy grande que se fuera.
María, la cantante. María, la mujer que se hizo fuerte capeando los peores temporales personales. María, la reina de la canción española, el icono gay, la mujer que puso a bailar a abuelos, padres e hijos se nos ha ido. Y en tiempos de permanente zozobra como los que vivimos, su lucha y sus ganas, pese a todo, de vivir son un ejemplo difícil de superar y un hueco imposible de llenar. ¿Por qué?. Porque era única. Simplemente, María.
