La Navidad siempre trae consigo tradiciones arraigadas y en Ceuta, una de ellas es la ineludible cita con los roscones. Sin embargo, este año, la demanda ha superado todos los registros previos, llevando a La Campanita a una intensa actividad para satisfacer a sus clientes.
El trasfondo de esta fiebre rosconera se encuentra en la emblemática pastelería de Ceuta, La Campanita, que ha visto cómo su renombrada reputación ha impulsado la demanda hasta niveles excepcionales. Desde el inicio del año, la jornada laboral de su equipo se ha extendido desde el amanecer hasta bien entrada la noche. Incluso se espera que la madrugada del 5 de enero no escape a la ebullición de sus hornos y la destreza de sus pasteleros, quienes se mantendrán laborando arduamente para cumplir con los encargos pendientes.
"No nos esperábamos este volumen de encargos. Hemos tenido que clausurar la recepción de nuevos pedidos, ya que tenemos más de 800 solicitados y estamos produciendo al límite para satisfacerlos", confiesa José Quero, el maestro pastelero de La Campanita.
Los sabores tradicionales de los roscones, desde la nata y la crema hasta el kinder, chocolate y cabello de ángel, se ofrecen en tres tamaños distintos, desatando la euforia de los consumidores. La introducción de una nueva maquinaria en la pastelería ha permitido incrementar considerablemente su capacidad de producción, logrando que dos expertos pasteleros puedan elaborar hasta 300 unidades por hora, en un esfuerzo por atender la abrumadora demanda.
No obstante, no todo gira en torno a la venta. La Campanita ha dedicado parte de su esfuerzo a acciones solidarias, elaborando 70 roscones individuales que serán donados a Cruz Blanca para brindar alegría en la Noche de Reyes a aquellos menos favorecidos.
La expectativa y la espera se vislumbran desde ya en los alrededores de La Campanita. Las largas colas de clientes, como ya sucediera el pasado 24 de diciembre, dan cuenta de la avidez que despierta el dulce estrella de la Navidad ceutí.
En medio de la algarabía de la festividad, los roscones se erigen como el rey indiscutible de la temporada y La Campanita, con su historia, su calidad y su afán de innovación, se consolida como el epicentro de este manjar que despierta pasiones.
