Sobre los límites de la escuela y quien integra la munidad educativa se ha debatido hasta la infinidad. Y del papel de las filias en la misma. ¿Debe limitarse a la reunión de padres en el comienzo de cada trimestre o curso, en llevar o traer a los niños al colegio o hay que dar un paso más?. Que la escuela sea un sitio en el que no solo se aprendan o impartan conocimientos, sino en el que se teja un núcleo familiar, de relaciones sociales. De esas 'lecciones' que se incrustan en la piel y se nos quedan más grabadas que la lista de los Reyes Godos o los elementos de la tabla periódica.
En el San Agustín, como en otros centros, han optado por lo segundo: que el colegio sea también el club deportivo, el centro de reunión. "Tienen ganas de venir al colegio un sábado por la mañana, y ven a sus padres riendo o tomando un refresco con el profesor", comenta una madre. La jornada consiste en una misa oficiada por el director del centro, David Díez, concelebrada con otros sacerdotes agustinianos y con la interpretación de varios temas por parte de estudiantes del colegio.
Y en actividades. "Y en un bingo solidario: dos euros el cartón y lo que se saque, para las víctimas del terremoto de Marruecos y las inundaciones de Libia", dice Díez a Ceuta Televisión. Hay regalos variados -desde camisetas de la Agrupación, que definitivamente se impone al Barça y el Madrid en las preferencias de los niños ceutíes, hasta taladros eléctricos- "pero lo importante es ayudar a estas personas de esos países" del norte de África. Lo dice Díez bajo el busto del argelino, con permiso de Albert Camus, más importante de la historia: Agustín de Hipona, Annaba en la actualidad.