viernes. 17.05.2024
MEDIO AMBIENTE

Vázquez-Figueroa: "La falta de recursos es consecuencia de la mala acción política"

Novelista de fama internacional, autor de más de 50 libros, Alberto Vázquez-Figueroa no es sólo un prolífico escritor. También es un conocido ecologista, capaz por ejemplo de "diseñar un proyecto que desalase agua por solo seis millones de euros" de coste. Un proyecto que explica en esta entrevista a Ceuta Televisión y que quedó guardado en un cajón.

Año 2005. En las cercanías de La Marata (Lanzarote), donde veranea el presidente del Gobierno, cuatro hombres debaten sobre el futuro energético del país en una coqueta vivienda propiedad de uno de ellos. Uno es José Luis Rodríguez Zapatero, que expone ante sus compañeros de mesa y mantel sus planes para la transformación energética de España. Entre sus contertulios, el vecino más ilustre de la isla, el Premio Nobel José Saramago. Otro, invitado del dueño de la casa, interroga de contínuo al presidente español. Es uno de los cineastas más afamados de la historia y se llama Bernardo Bertolucci. Cuando Zapatero se va, "se asomó a la ventana, y cuando se percató de que no quedaba ni un solo escolta del presidente, se vino hacia mi con gesto contrariado y me dijo: probetta Spagna", recuerda a Ceuta Televisión el anfitrión de aquella velada. El cuarto hombre. El novelista español más leido durante décadas. Alberto Vázquez-Figueroa.

 

"Tres o cuatro años después de aquello, coincidí con Bernardo en Cannes y le recordé la anécdota.  Yo de entrada pedí un voto de confianza para el presidente, porque llevaba poco tiempo, pero no me quedó más remedio que darle la razón", admite. Vázquez Figueroa no es solo un novelista con una cabeza envidiable y una producción literaria prolífica, prácticamente a trabajo por año y que ahora pergeña una novela sobre las mujeres mauritanas que son obligadas a engordar en base al dicho local de que "la esposa debe ocupar en la cama el mismo lugar que en el corazón". No es sólo eso. Aquel niño que recuerda "como iba a Ceuta a ver al fútbol a un campo donde el balón caía al agua cuando iba fuera" (los actuales terrenos de la Hípica: es hijo de un republicano español exiliado al Protectorado al concluir la Guerra Civil) es uno de los ecologistas más reputados de nuestro país. Sus trabajos científicos en prácticamente cada libros son más que recursos literarios para solucionar una ficción: en sus novelas se pueden encontrar fórmulas científicas para desalar agua del Mar Muerto y abastecer tanto a Israel como a Jordania, para limpiar fondos marinos de restos de petróleo o como aprovechar a un precio barato recursos como el sol o el viento.  Su opinión, por tanto, merece al menos ser escuchada en estos tiempos  de sequía y falta de suministros, de incendios por doquier y en los que España parece descubrir a golpe de realidad una de nuestras grandes debilidades históricas: la falta de energía.

 

"Yo diseñé un sistema de desaladora que, por ejemplo, en el caso de Ceuta no serviría, pero si en lugares con 500 metros de cota de altura: por su situación, ustedes están en cierto modo condenados a comprar el agua más cara que el resto del país. Tampoco serviría, por ejemplo, para la ciudad de Valencia. Pero si para Almería: le propuse al Gobierno un sistema con un coste de seis millones de euros, y me comprometí a aportar la mitad. La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, lo desechó aduciendo que el sistema de molinos podía ser perjudicial para las gaviotas. Conclusión: un gasto de 3.000 millones de euros en todo el Mediterráneo para desaladoras que no han servido para mucho.  Ahora la veo de presidenta del PSOE y su marido -Josep Borrell- de alto cargo en la Unión Europea. El mismo señor que ya sabemos la actuación que tuvo en Abengoa. No, aunque el actual Gobierno quisiera hacer algo no podría hacer nada ante esto", lamenta.

 

Pero ¿en qué consiste el 'método Vázquez-Figueroa' para desalar agua a precios más baratos que los actuales?. "Mediante un sistema de molinos tradicionales, recoger el agua de las cotas más bajas y llevarla a una altura de 500 metros. Por la noche, cuando los costes neergéticos son más baratos, desalarla y venderla al día siguiente más barata. El agricultor, por ejemplo, paga el agua a 2 euros el metro cúbico. Aquel sistema lo producía por tres céntimos". El tiempo, "por desgracia me ha dado la razón. Ha vuelto la sequía: ese Reino Unido verde tiene problemas de agua, en el Rhin hay zonas en las que los barcos ya no tienen espacio para navegar. Y en España, resulta que algo tan delicado como el agua está, al final, en manos francesas. El agua de nuestros pantanos, que han sido privatizados en muchos casos y luego nos la venden. Cada vez que digo esto alguien me recuerda que los embotelladores de agua tienen derecho a comer, pero resulta que la mayoría son franceses y nadie se pregunta si es justo que un botellín de agua para un crío cueste un euro como mínimo..." Un agua "que podría servir, también, para combatir los incendios forestales".

 

Aquel proyecto de desaladora llamó la atención de varios dirigentes del Golfo Pérsico u Oriente Medio. Y también de un personaje peculiar. "Me llama un día el embajador libio en Madrid y me dice que el coronel Gadaffi quiere que implante desaladoras en el país como las que he diseñado, y que hay dinero. Le dije que no porque Libia no tiene altura: es un país pegado a una playa". Ese proyecto no quedó en el olvido: "En la Universidad de La Laguna, por ejemplo, ya lo están desarrollando", admite reconfortado por esa sensación de ser profeta en su propia tierra.

 

 

Es uno de los muchos males que el autor de "Panamá, Panamá", "El Perro" o "Tuareg" -en sus propias palabras, su mejor libro- achaca a la dejadez gubernamental española sobre sus propios recursos. Como por ejemplo la energía nuclear: "no queremos energía nuclear porque nos da miedo Chernobil, y por eso pagamos una verdadera millonada a Francia  para que nos venda una electricidad que se produce en centrales nucleares que están a 50 kilómetros de la frontera con España". Con una peculiaridad, además, añadida: "esa electricidad entra, en su mayoría, por Cataluña. ¿Alguien se ha parado a pensar que podría pasar en un escenario de eventual independencia catalana o en caso de qué el problema en aquella región fuese, aún, más acuciante?".

 

No es un problema "de socialistas o populares, es un problema de sistema. Es un problema de que no tenemos gente lo suficientemente preparada o concienciada para sacar adelante los problemas del país: gente que deja de ser ministro y acaba en un Consejo de Administración o deja el Consejo de Administracion para ser ministr". Bertolucci "decía que el único presidente bueno que tuvieron ustedes fue el sevillano", en alusión a Felipe González, "y el tiempo en cierto modo le ha dado la razón. No somos autosuficientes en energía", lamenta. Y, tal vez, sea tarde "para tener agua y energía barata para todos, mientras se queman los montes y nos ahoga la sequía", lamenta.

Vázquez-Figueroa: "La falta de recursos es consecuencia de la mala acción política"