viernes. 17.05.2024

Hace treinta años, el mundo miraba a la antigua Yugoslavia con la misma mirada de horror que hoy dedica a Oriente Medio o a Ucrania y Rusia. La guerra asolaba Sarajevo, pero no sólo sus muertos, heridos o calles destrozadas. Entre las cenizas de la que un día fue ciudad olímpica, en las mismas latitudes en la que el ultranacionalista serbio Gavrilo Princip asesinaba al archiduque Francisco Fernando y provocaba la I Guerra Mundial, también caían edificios simbólicos. Una Biblioteca. Fue un 24 de octubre. Desde entonces, el mundo homenajea a aquel edificio con el Día Internacional de las Bibliotecas.

Juan Vivas, Rafael García, Marcos Llago, Pilar Orozco y Javier Celaya/ Dani Hernández
Juan Vivas, Rafael García, Marcos Llago, Pilar Orozco y Javier Celaya/ Dani Hernández

Apenas tres años después de aquello, Fernando Villada y José Manuel Hita comenzaban a trabajar en un hallazgo que se intuía histórico. Un antiguo barrio árabe en la zona de Huerta Rufino. No eran cuatro piedras, tres vasijas o un par de cofres, no. Era una barriada con sus calles, doirmida bajo el subsuelo lo que se abría ante los ojos de aquellos arqueólogos. Pero en pleno centro de una ciudad con poco terreno para construir, con lo que ello conlleva...

Fernando Villada, uno de los descubridores del yacimiento/ Dani Hernández
Fernando Villada, uno de los descubridores del yacimiento/ Dani Hernández

 

A veces, la historia y la cultura se imponen. Una serie de voluntades se aunaron para dar lugar a la joya cultural de la ciudad. Porque no cabe calificar de otra manera la Biblioteca Pública del Estado 'Adolfo Suárez'. Hoy hace diez años que se celebró la primera actividad en ella; en un edificio que no integra, sino que se vertebra alrededor de los históricos restos; en una auténtica obra de arte elaborada por Paredes y Pedrosa.

María Dolores García-Regadera recibe el Escudo de la Biblioteeca/ Dani Hernández
María Dolores García-Regadera recibe el Escudo de la Biblioteeca/ Dani Hernández

Diez años de un sueño, que se celebran en un auditorio repleto. José Antonio Alarcón, el hombre que más Bibliotecas -cuatro- ha inaugurado, ofrrece una versión más efusiva de si mismo. No es para menos; recuerda todo lo hecho y condecora a una de sus colaboradoras imprescindibles, María Dolores García Regadera. Pero por primera vez se entrega un Escudo de Oro de la Biblioteca. Es a María Isabel Deu, la mujer que siendo consejera de Cultura puso horas y voluntad para que el edificio fuera una realidad.

María Isabel Deu, primer Escudo de Oro de la historia de la Biblioteca de Ceuta/ Dani Hernández
María Isabel Deu, primer Escudo de Oro de la historia de la Biblioteca de Ceuta/ Dani Hernández

Y en un lugar por el que han desfilado algunos de los grandes nombres de la literatura en nuestro país, desde Vargas Llosa a Javier Cercas, hay momentos para la emoción, para los recuerdos. Los que ponen el arqueólogo José Manuel Pérez Rivera, la poetisa María Jesús Fuentes, el profesor Ramón Galindo, la archivera Rocío Valriberas, el mencionado Villada y la propia María Isabel Deu. Dan sentido con sus parlamentos al sentido  de la Biblioteca: compartir vivencias, emociones, sueños, anécdotas.

África García Molina, 'África Totem', una de las muchas asistentes/ Dani Hernández
África García Molina, 'África Totem', una de las muchas asistentes/ Dani Hernández

Estefanía Pérez, Ebhel, pone la nota musical. Lo hace con poemas de Luis López Anglada, como aquel que dedicó a Carmen Cárceles Escarcena, 'Carmen Rojas', aquella bailaora ceutí que compartió tablas con Antonio Esteve y bailó para Kennedy y Johnson en la Casa Blanca.

Estefanía Pérez, Ebhel, canta por López de Anglada/ Dani Hernández
Estefanía Pérez, Ebhel, canta por López de Anglada/ Dani Hernández

Y como testigo silente, mudo y orgulloso, el edificio. La Biblioteca que custodia las horas de estudio, las presentaciones de libros o las mil y un jornadas con la delicadeza de quien acaricia una flor de papel. A veces, los edificios toman vida. Y entre miles de letras, de páginas y de mundos por descubrir, este parece estar orgulloso. Aquel Sarajevo que por dos veces heló el corazón de Europa inspiró, con su desgracia, que los bibliotecarios de todo el mundo estén hoy de conmemoración. Y en el caso de Ceuta, de celebración. Ya lo dice la frase del oficio religioso: es justo y necesario.

 

Cuando los edificios cobran vida