sábado. 04.05.2024

Si algo no se le puede negar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es su capacidad para los golpes de efecto, para marcar el ritmo y los tiempos en la política actual. Y esta tarde lo ha vuelto a demostrar, anunciando el mismo día en que se conocía la apertura de una causa judicial contra su esposa, Begoña Gómez, tras una demanda del sindicato Manos Limpias que suspende su actividad pública para meditar una decisión sobre su futuro que comunicará el próximo lunes. Si estamos hablando de una disolución de las Cortes para ir de nuevo a Elecciones, de ratificarse en el cargo y así unir aún más a su partido en torno a su figura o de la primera dimisión de un presidente del Gobierno desde la de Adolfo Suárez en 1981 es algo que, a estas horas, nadie sabe.

La apertura de actuaciones judiciales contra Gómez era la comidilla política a primera hora de una mañana en la que el Congreso de los Diputados celebraba el Pleno. Uno de los más tensos que se recuerdan -no es frase hecha- con durísimos reproches entre Gobierno y oposición. Sánchez señalaba que "a pesar de todo, sigo confiando en la justicia de mi país" mientras otros miembros de su Gobierno, como Féllix Bolaños y María Jesús Montero hablaban de "denuncia falsa" o del "peor PP de la historia". Todo esto, mientras el presidente abandonaba el hemiciclo visiblemente enfadado.

Pero ¿qué ha dicho Sánchez?. No ha pronunciado un mensaje, sino que ha enviado una carta abierta a la ciudadanía. En ella afirma ser consciente "de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática. Esta lucha comenzó hace años. Primero, con la defensa que hicimos de la autonomía política de la organización que mejor representa a la España progresista, el Partido Socialista. Pugna que ganamos. Segundo, Iras la moción de censura y las sucesivas victorias electorales de 2019, el sostenido intento de deslegitimación del gobierno de coalición progresista al calor del ignominioso grito de 'que te vote Txapote'. Tampoco pudieron quebramos".

El último episodio fueron las elecciones generales del 23 de julio de 2023. El pueblo español votó mayoritariamente por el avance, pem1itiendo la reedición de un gobierno de coalición progresista, en contra del gobierno de coalición del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal que auguraban las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras. La democracia habló, pero la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultad o electoral. Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal", dice

Todo ello "me lleva a decirle que seguiré trabajando, pero que cancelaré mi agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión", dice el presidente.

El caso es que, al margen de la apertura de acciones judiciales contra su persona y de la posibilidad que el Senado la llame a declarar por el 'caso Mascarillas' y su papel como intermediaria en el rescate a varias aerolíneas, la agenda política de esta semana parece propicia para determinados movimientos. De entrada, el sábado el PSOE tiene previsto celebrar un Comité Federal en el que se va a elegir a la vicepresidenta Teresa Ribera como cabeza de lista a las Elecciones Europeas del próximo 9 de junio. Estamos, también, en la resaca de unas elecciones vascas en las que su partido tendrá que elegir entre investir lehendakari al candidato del PNV o al de Bildu: elegir entre uno de sus aliados tradicionales, y en la precampaña de unas elecciones catalanas que se antojan, ahora más, trascendentales. Y coincide todo esto, también, con la reaperetura del 'caso Pegasus' por la Audiencia Nacional, tras el aporte de nueva información por parte de Francia sobre el espionaje a los terminales móviles del propio Sánchez y alguno de sus ministros. También en la semana en que la Comisión Europea instaba a reformar las pensiones, reajustando presupuestos.

De confirmarse que Sánchez opta por la dimisión, como decíamos, sería la segunda de un presidente español en Democracia desde Adolfo Suárez en 1981. Otra cosa es si su renuncia se hace efectiva en el mismo día, y el PSOE propone a otra persona para reemplazarle, o si por el contrario decide convocar Elecciones Generales (recordemos: es la única persona con potestad para ello) y proponer a otro candidato. Cabe, también, otra opción: la cuestión de confianza. Que el presidente pida opinión al Congreso sobre si debe, o no, continuar en el cargo. Tal vez con ello buscaría aglutinar y cohesionar de nuevo a sus socios de investidura, en unos momentos en los que el independentismo catalán -especialmente Junts- se siente más fuerte que nunca y a las puertas de una convocatoria electora en Cataluña. 

La respuesta, pues, el lunes. Hasta entonces, sólo Sánchez lo sabe. O,  tal vez, ni el mismo.

Sánchez suspende su agenda pública y anunciará el lunes una decisión sobre su futuro