La historia, a grosso modo, ya es conocida: miembros de la Unidad de Intervención Rápida de la Policía Local, de patrulla por San José-Hadú, son requeridos por un par de viandantes para ayudar a una mujer que está a punto de parir. La mujer no sólo ha roto aguas; va a dar a luz de un momento a otro, y la entrada a Calle Nicaragua se convierte en un improvisado paritorio.
Este lunes, dos de esos agentes -Antonio Jesús Oliva y Jesús González- han explicado algún detalle más a los medios de comunicación. Cuentan, ambos, que la mujer les dijo que estaba de parto y que "allí mismo, se bajó el pantalón", por lo que comenzaron el trabajo de ayuda a la parturienta.
Ellos mismos limpiaron a la recien nacida los ojos, y le ayudaron a su primer lloro. Por cierto: sin lugar a dudas, que la niña se convirtió en la persona más joven que jamás se haya puesto un chaleco de la Policía Local, el que le sirvió para calentarse.
Instantes después, llegan los sanitarios. Creían que iban a recoger a una parturienta, pero no que iban a atender a un parto directamente. Algo que no entraña mayor dificultad. La madre, que horas antes había pedido el alta voluntaria del Hospital Universitario, y la niña en perfecto estado. Los policías, satisfechos. Aún no han tenido tiempo de hablar con la mujer, pero dicen que en próximos días resolverán esta circunstancia.