El Mercado Medieval ha vuelto, un año más, para recordarles a los ceutíes que el verano está llegando a su fin y que antes de que septiembre nos traslade definitivamente al otoño queda un fin de semana más en el que seguir creyendo en la magia. Una magia que se ha dejado sentir en las calles del centro de la ciudad, en el recorrido desde la plaza Nelson Mandela hasta las Murallas Reales, con un pasacalles en el que seres del mundo de la fantasía han sido los encargados de anunciar que el medievo había vuelto a las Murallas.
Unas Murallas Reales que hasta el domingo vuelven a lucir un aspecto muy diferente al habitual, con sus puestos de embutidos, dulces y artesanía, con sus stands de aromaterapia e inciensos y, sobretodo, con una oferta de ocio familiar diferente a la que se puede disfrutar cada fin de semana en la ciudad.
Entre los puestos que más éxito tienen cada año se encuentra el de las garrapiñadas. Garrapiñadas de almendras y de pipas que se hacen delante de nuestros propios ojos, como esas míticas manzanas dulces de nuestra infancia en las que se ha quedado, y se seguirá quedando, más de un diente infantil que el ratoncito Pérez ha guardado como un tesoro. No se quedan atrás, también en el lado de los que son de buen comer, los que ofrecen quesos, lomos, chorizos o salchichones que no llamarán la atención de los más golosos pero sí de aquellos que disfrutan como niños con una buena cerveza, un picoteo de embutido y una caña en la mano.
Pero no solo de eso vive el Mercado Medieval, colgantes, pulseras, pendientes y anillos son un clásico entre las compras de quienes se acercan hasta las Murallas, ya sean pequeños o mayores, y todos ellos tienen para elegir. Stands con puzles, juguetes infantiles, miniaturas para niños grandes y pequeños y, sobretodo, la sensación de estar en otro mundo, en uno en el que siguen existiendo los dragones y las hadas. Los brujos y los amuletos de la suerte.
Precisamente de suerte saben mucho en uno de los últimos puestos que visitamos, el de las monedas de la fortuna. Unas monedas en las que, del modo artesanal, como se hacía mucho antes de que pensáramos en Bancos Centrales y tipos de interés, podemos serigrafiar mensajes para quienes más queremos o, simplemente, ese símbolo que nos da suerte. De momento, nos dice su herrero, nadie le ha devuelto ninguna por falta de eficacia y sin embargo han sido muchos quienes han regresado para decirle que, desde que la adquirieron, la fortuna ha estado de su lado.
El Mercado Medieval seguirá abierto, para que disfruten de todo esto que les contamos, hasta el domingo. En su mano está entrar en este mundo mágico aunque nosotros les recomendamos que no se lo pierdan, aunque solo acudan a dar un paseo que la cuesta de septiembre es mucha cuesta.
