Si escuchamos las palabras "polideportivo" y "colchonetas" en la misma frase, la pregunta es instantánea: ¿qué ha pasado?. Y es lógico: sean crisis migratorias, incendios, inundaciones o demás cosas poco recomendables de vivir y sufrir, los pabellones polideportivos son siempre un recurso socorrido para albergar gente mientras se capea como se puede el temporal. Pero hay ocasiones en las que ambas palabras en la misma frase pueden ser sinónimo de fiesta y diversión. De juventud. De unos "millenials" tan denostados por la generación anterior -siempre ocurrió- que ocupan instalaciones como el "Antonio Campoamor" durante 72 horas para consagrarse a su cultura, su manera de entender la diversión.
Si; su cultura. Si en los sesenta fueron los grandes festivales de rock y en los setenta los cant(s)autores , los hijos o nietos de aquella generación no se congregan para ver a los Rolling o Amancio Prada; si en los 80 la gente buscaba "enamorarse de la moda juvenil" y otras cosas no tan recomendables, la juventud de agosto de 2018 se consagra a las XBOX, Play 4 y demás cosas de jugar. Choque de generaciones: posiblemente. Cambio de hábitos: seguro. Rebeldía o desfachatez: ninguna. Muchos de los que tenían, literalmente, los ojos pegados a la diez de la mañana (o la madrugada, según se quiera), han alternado horas delante de una pantalla con sus horarios laborales o han disfrutado de estos días en el Campoamor tras presumir de fenomenales notas en el último curso académico. Otra generación, otros códigos.
A las diez de la mañana, comienza a sonar reggeaton (en eso si hemos ido a peor) para despertar al personal que aún araña como puede algún minuto de sueño entre teclados, cables, y cajas de pizza o bolsas de patata que dan idea de como se pasan las horas. No todos; algunos de los organizadores llevan ya tiempo preparando el desayuno, que se sirve entre 09 y 11 de la mañana antes de que llegue el último almuerzo: este domingo, tocan perritos calientes con cebolla caramelizada. Lo cuenta Alberto Illescas, presidente de Septem Frates, la entidad organizadora.
El caso es que la organización está satisfecha: hasta el punto de que el año que viene no se plantean como mejorar, sino en qué innovar.
No sólo los organizadores: algunos de los asistentes se acaban de despertar o, directamente, no han dormido cuando aparecemos por el Pabellón.
La "L@n Party 2018" concluye este domingo, ya con la vista puesta en la edición de 2019 y el reparto de más de 3.500 euros en premios.