sábado. 18.05.2024
CORONAVIRUS

El cónsul marroquí organiza el regreso a Italia de los marroquíes atrapados en Algeciras “a golpe de billetera”

El cónsul general de Marruecos en Algeciras, Mohamed Rafaoui, ha logrado mandar de vuelta a Italia a más de doscientos marroquíes residentes en el país europeo en al menos cinco autocares con el pago de 2.000 euros a los conductores de los autobuses. Se encontraban atrapados por el cierre de la frontera entre Marruecos y España, decretada por Rabat el pasado jueves. También ha entregado un billete de 50 a cada pasajero, “para que tuvieran algo para el viaje”

Según recoge este miércoles El Español, estos dos centenares de personas deambulaban, en pleno estado de alarma, sin rumbo ni residencia por la ciudad gaditana después de llegar procedentes de Italia, su país de residencia, huyendo de la pandemia. Viajaban a Marruecos huyendo del coronavirus en Italia pero Rabat cerró la frontera. Tras 72 horas en la calle en pleno estado de alarma, los metieron en buses de vuelta.

 

El diplomático marroquí, trajeado y parapetado detrás de una mascarilla, subió a los autobuses acompañado de otro funcionario para pagar a los chóferes en metálico una cantidad mayor de la permitida por la ley.

 

-“Eso para que tengas algo durante el trayecto” –le dice al primer pasajero sentado en el bus mientras le da en mano un billete de 50 euros. Y continuó repartiendo, uno a uno, billetes de 50 euros a todos los pasajeros

 

Además, el diplomático sacó dos fajos de euros de un sobre marrón, y le entregó en mano al conductor 2.000 euros en billetes de 20 y 50 euros. Posteriormente repartió otros de 50 euros a cada pasajero en uno de los buses, y cinco billetes de 10 euros por persona, en el otro.

 

Los ciudadanos marroquíes protestaron por las condiciones vividas en Algeciras, desde que llegaron el sábado 14 de marzo. Precisamente, ese fue el día en el que el Ejecutivo español decretó el estado de alarma y se ordenó el confinamiento de la población. Ellos tuvieron que dormir alguna noche en la calle, según explicaron.

 

Estos dos centenares de personas, entre ellos una mujer embarazada y varios ancianos, pasaron tres días a las puertas del consulado, exigiendo una solución. Acababan de recorrer Europa en autobús desde Italia y se habían encontrado cerrada la frontera de Marruecos. De hecho, las navieras han paralizado los trayectos desde Algeciras y Tarifa a Tánger tras la orden del rey Mohamed VI de cerrar los pasos fronterizos la madrugada del jueves al viernes 13 de marzo.

 

Ante la emergencia sanitaria desatada en Italia, de extrema gravedad, habían viajado al puerto gaditano de Algeciras con la esperanza de embarcar rumbo a su país de origen. El fin de semana, a los llegados en autobús se fueron sumando coches particulares de marroquíes de otros lugares del continente europeo. Desde Francia, Bélgica y de Holanda.

 

Cientos de marroquíes atrapados, entre su país cerrado y a miles de kilómetros de sus hogares, se dirigieron al consulado en la localidad gaditana, donde se vivieron escenas de tensión con los funcionarios, enfrentamientos e insultos.

 

A la intemperie

 

Apostados a las puertas del consulado marroquí de Algeciras, aguantaron tres días de espera y dos noches a la intemperie. Pasaron hambre y frío, los hostales se llenaron, y no encontraron donde dormir.

 

La mezquita de Algeciras también les negó el acogimiento; y el alcalde de la localidad, José Ignacio Landaluce, propuso realojarles en el Centro de Acogida Temporal de Extranjeros (CATE) de San Roque.

 

El cónsul les aconsejó a los viajeros tener “paciencia y resignación con el problema”, y les recalca que esos billetes son “un gesto bueno del Estado [marroquí]" hacia ellos "para superar estos momentos delicados”.

 

El funcionario que acompaña al cónsul también tiene palabras para sus compatriotas y los anima: “A lo mejor es la buena opción volver. A veces es así, no hay mal que por bien no venga”. Y es que esta solución que negoció el Gobierno de Rabat, a través del ministerio de Exteriores, después de 72 horas en las que estuvieron abandonados entre un país cerrado y otro clausurado, fue su marcha definitiva, el éxodo de vuelta a Italia.

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