Ludovic N. tenía 15 años el 6 de febrero de 2014. Junto a otras personas, trató de cruzar la distancia que separa España de Marruecos a nado. Según los testimonios expresados esta mañana en rueda de prensa, Ludovic N. no sabía nadar y en esa tesitura se encontraba cuando la Guardia Civil empezó a disparar pelotas de goma para delimitar el territorio. Se agarró al brazo de quien si lo sabía hacer y logró llegar a tierra firme, donde recibió un gomazo y no fue atendido "a pesar de que tanto sus heridas como su condición de menor de edad eran evidentes". Fue devuelto a Marruecos.
Esta es la versión del propio Ludovic, que llegó a España meses después y partió posteriormente hacia Alemania, donde reside en la actualidad. Una versión que tanto este hombre como las distintas asociaciones que llevan demandando la actuación ante los tribunales desde hace una década creyeron que debió escucharse. Se considera a si mismo víctima pero también testigo.
Sin embargo, en estos diez años convertidos a su vez en una maraña judicial, su testimonio se ha rechazado en varias ocasiones, al igual que el de varios familiares de algunos fallecidos esa fatídica mañana. Un caso que ha sido archivado hasta en tres ocasiones -Juzgados de Ceuta, TSJA y Supremo-, pero en el que las entidades que llevan adelant. e la causa confían en seguir dando la batalla. El motivo: el pasado mes de junio el Constitucional -máximo tribunal español- admitía un recurso de casación. Fue en junio, y en ello seguimos...
Por ello, explican, van a demandar a España ante al Tribunrecimienal contra la Tortura de las Naciones Unidas. Por el caso exclusivo de Ludovic, lo que hace inviable "cualquier demanda contra Marruecos", país del que partió el contingente y que tampoco ha puesto excesivas facilidades al esclarecimiento de los hechos. A día de hoy, no se sabe si los cadáveres que reclaman identificar los familiares de las víctimas están en España o en Marruecos.
Comparece -vía telemática- el demandante en una rueda de prensa celebrada en el Colegio General de Abogados en Madrid. Junto a el, el abogado Carsten Gericke, letrado de ECCHR, que pide que la ONU "insista en que Espaa reabra su investigación sobre los sucesos de El Tarajal y se pona fin a la impunidad". La directora de este organismo europeo -colaborador de la Fundación DESC-, Hanaa Hakiki, considera que "las muertes en la playa del Tarajal son un reflejo de las políticas fronterizas racistas y letales de Europa y del absoluto desprecio por las vidas de las personas negras en particular". Sani Ladan, de la Asociación Elin, señaló por su parte que en El Tarajal también está el origen de lo ocurrido hace un par de años en la ciudad hermana de Melilla.
Gericke considera que aquello fue "un shock, un impacto para una Europa que presumía de ser un continente de acogida y respeto a los derechos humanos". El demandante -aún no está claro cuando se tramitará formalmente la queja ante las Naciones Unidas- se pregunta en un testimonio grabado: "donde estamos mejor?”: somos maltratados físicamente en las fronteras, pero también psicológica y moralmente una vez que estamos dentro de la Unión Europea o en Europa, dónde se nos sigue considerando como seres humanos separados, no como seres humanos normales".
