lunes. 06.05.2024

Donde acaba el novelista y donde empezaba el polemista, si es que se podía disociar al uno del otro,  posiblemente no lo supiera ni el. El caso es que Fernando Sánchez Dragó ha muerto a los 86 años de edad sin resolver esa duda. El fallecimiento del autor de títulos como 'El camino del corazón',  o 'La prueba del laberinto' - por el que recibió el Premio Planeta de 1992- ha sido repentino: confirman sus familiares que se ha tratado de un paro cardíaco fulminante, en la localidad soriana de Castilfrío de la Sierra, en la que residía habitualmente.

Sánchez Dragó nació en Madrid el 2 de octubre de 1936. Hijo del periodista Fernando Sánchez Monreal, muerto en la Guerra Civil, su trayectoria como escritor fue tan prolífica como lo fueron sus políticas y participaciones en política. De hecho, se afilió al Partido Comunista de España en la década de los 50, lo que le llevó a varios arrestos durante esos años. Sin embargo, y en los últimos años queda constatado todavía con más rotundidad, Sánchez Dragó varía su pensamiento politico hasta situarse en las cercanías del anarcoliberalismo.

Como autor comenzó muy temprano: cuentan que dirigiendo un periódico que vendía a sus vecinos de inmueble por cinco céntimos de peseta el ejemplar. Tenía ocho años, y aquella gaceta, "La nueva España" no era más que una copia literal de la edición de ABC del día anterior: Alumno del Colegio del Pilar de Madrid, se licenció en Filología Románica y Lenguas Modernas, con el italiano como especialidad, y se doctoró en Letras con una tesis sobre Ramón María del Valle Inclán. Posteriormente, sus años participando en revueltas estudiantiles lo llevaron a exiliarse de España. Aquí encontramos una anécdota que lo describe perfectamente: fue corresponsal del diario El Alcázar, uno de los más cercanos al régimen franquista precisamente en esos años en que su militancia antifranquista le llevaba a vivir fuera de España. Durante aquel exilio, además, visita el río Ganges en la India y, según sus propias palabras, se convierte en un hombre "profundamente religioso" a raíz de una serie de experiencias místicas.

Ya de regreso a España, en 1970, comienza un trabajo como ensayista que le lleva a firmar "Gárgoris y Hábidis". Una interpretación de la historia de España bastante controvertida que de la que se publicaron 70 ediciones y se vendieron más de 300.000 ejemplares, contando con el prólogo de Gonzalo Torreste Ballester y el apoyo de Jesús Aranguren o Dámaso Alonso, profesores suyos. Inició también una fecunda presencia en varios medios de comunicación: generalmente, hablando de libros -era el presentador, por ejemplo, de aquel mítico programa en el que un Fernando Arrabal llevado por una euforia espirituosa anunciaba la llegada del milenarismo a mediados de los 80- , pero tampoco rehuía la ocasión de hacer comentarios políticos. En ellos se ve su evolución: el viejo militante clandestino del PCE acaba pidiendo el voto para un emergente Partido Popular que en 1993 estuvo a punto de ganar sus primeras Elecciones Generales.

Tuvo cuatro hijos, de cuatro esposas distintas. La última, Naoko, una japonesa 38 años más joven con el y con la que tuvo un hijo cuyo parto prácticamente retransmitió en directo. Fue, además, protagonista de anécdotas deliciosas: un perro con rabia le muerde en Etiopía. Le suministran una vacuna antirrábica en Adis Abeba y considera que ese fue un ejemplo más de la colaboración entre España y Estados Unidos en los años de la Guerra de Iraq. Consideraba que el más alto honor que le había dado la vida fue que se bautizara con su nombre a un escarabajo, el Somaticus sanchezdragoi y fue amigo personal de José Saramago o Jorge Vestrynge, pese a las diferencias ideológicas que mantuvo con ellos. Una de sus grandes polémicas fue reconocer, en un libro coeescrito con Albert Boadella, haber mantenido relaciones sexuales con japoneses menores de quince años. Confesaba, además, que uno de los hechos que más le habían marcado en su vida fue ver "El mago de Oz" siendo un niño y en compañía de su madre, Elena.

En los últimos tiempos, apoyó decididamente a VOX. De hecho, la última vez que se le vio en público fue como espectador de la moción de censura en la que el partido de Santiago Abascal propuso como candidato a la Presidencia del Gobierno a un viejo amigo suyo: Ramón Tamames.

Muere Fernando Sánchez Dragó a los 86 años de edad